Escuchar la sarta de bochornosos mensajes que desde hace días lanza en cuanto le ponen un micrófono delante, demuestra que el señor Lambán está muy, pero que muy nervioso. Tanto que pierde papeles y dignidad en cuanto abre la boca, empeñado cual bocón en insultar a todo aquel a quien considera su enemigo.
O así parece que quería identificar a Pedro Santisteve, alcalde de Zaragoza, a quien en su ansia por descalificar, tachó de comunista, como si el serlo, -Pedro no lo es- fuera un baldón que impidiera gobernar un ayuntamiento o tener la preparación y capacidad suficiente para ser una persona normal.
Hoy, tocaba insultar a la vicealcaldesa Luisa Broto, y con ese gracejo barriobajero que le adorna, ese que nos recuerda a cierto personajillo del gremio de la pescadería, ha querido hacer un chascarrillo hablando de su consejera Broto, a la que al parecer le gusta identificar como la buena, y no “la otra Broto”. Acaso piensa el señor Lambán que esa otra Broto, Luisa, ¿no lo es?
¿Qué razones le llevan a pensar que no lo sea? Tal vez es que tiene un servicio de fontanería política como el ministro Fernández Díaz, una particular y mortadeliana Tía, que le confecciona informes de la vida y milagros de los políticos aragoneses y así tener la certeza de que sus consejeros son los buenos y los demás no?
Al señor Lambán habría que recordarle que acoge en su gobierno al consejero Gimeno quien tras su paso por el Ayuntamiento de Zaragoza, no hay cajón, expediente o tribunal que no conozcan de sus habilidades contables. Gimeno sí que es “bueno” sobre todo en la patada adelante, en el escamoteo de los pagos y en dejar pufos multimillonarios que después de un año, -y lo que te rondaré-, aún pagamos los y las zaragozanas.
Hablar de sus otros “compañeros buenos” ya casi ni vale la pena, Estaremos de acuerdo que aquellos que tienen sobre sí causas judiciales pendientes, no contarán con su beneplácito y su distinción de “buenos” ¿O tal vez sí, señor Lambán?
En fin señor presidente de mi comunidad, más a menudo de lo que quisiera me abochorna escucharle. Más cuando además de insultar saca su vena machista y se permite descalificaciones que le dejan a la altura del betún hacia mis compañeras, incluida su Broto.
Hágaselo mirar señor Lambán, no dudo de que su consejera Broto sea buena. La otra, Luisa Broto también lo es, y tiene algo de lo que usted carece: elegancia y sentido común. Aprenda de ella, de su consejera y de las miles de mujeres a las que usted debería respetar y servir, para eso se supone que también está en la Aljafería.