¿Se creen que somos gilipollas?

Creo que hace falta otro Mundial de fútbol en eso que llaman España. Algo grande, que nos llene de orgullo y satisfacción. O mejor aún, otras elecciones. Que nos embriaguen de promesas, fanfarria y fuegos artificiales. ¡O una revolución social! ¿Por qué no? Vivimos en Aragón, así que empezaremos por ahí. Habemus prespuestos para 2012. Nos llevan a saltos, hacia atrás, rumbo a esa sociedad que fuimos. Nos quieren conducir hasta esa sociedad desgraciada. Cuando hablamos de recortes en la sanidad pública o en la educación, no pensemos en que van a quitar un par de sillas en el centro …

Creo que hace falta otro Mundial de fútbol en eso que llaman España. Algo grande, que nos llene de orgullo y satisfacción. O mejor aún, otras elecciones. Que nos embriaguen de promesas, fanfarria y fuegos artificiales. ¡O una revolución social! ¿Por qué no?

Vivimos en Aragón, así que empezaremos por ahí. Habemus prespuestos para 2012.

Nos llevan a saltos, hacia atrás, rumbo a esa sociedad que fuimos. Nos quieren conducir hasta esa sociedad desgraciada. Cuando hablamos de recortes en la sanidad pública o en la educación, no pensemos en que van a quitar un par de sillas en el centro de salud del barrio o que van a echar menos tomate frito a los macarrones de los comedores escolares. Los recortes amenazan a la universalidad de derechos básicos, como poder llevar a una niña a la escuela, recibir atención sanitaria gratuita o asegurar una mínima dignidad humana si necesitas ayuda o cuidados.

Estamos ante una de las mayores encrucijadas en las que se ha visto el planeta, y siguen sin afrontarlo. Están bombardeando masivamente artefactos de desilusión masiva. Da asco escuchar los medios comerciales, que están machacando día tras día para que cunda el desánimo y el nihilismo. Algo que, sin duda, les favorece.

¿A quién favorece esta situación? ¡A los mismos que nos han llevado hasta aquí! Llamémosles capitalistas o neoliberales, a nivel global, socialdemócratas o fachas, por estas latitudes. Por fin han reconocido que hay una crisis financiera, económica. ¿Pero y la social, de la que se habla mucho menos? ¿Y la crisis ambiental, que directamente se esconde? ¡Vivimos en un planeta finito que no da más de si, y el capitalismo es un sistema que nos lleva al desastre! Apostar por más infraestructuras para coches, más urbanismo, más carbón, más nucleares,... es una barbaridad que no se puede aceptar.

A lo que íbamos, los presupuestos en Aragón. El Par sigue siendo el rodillo para imponer mayorías absolutas y deslegitimar las instituciones. Si antes era el PSOE quien “manejaba el cotarro”, ahora es el PP, gracias al Partido “Aragonés” que tan bien les viene. Así, han aprobado unos presupuestos para este año en los que proponen el desmantelamiento del estado de bienestar, los recortes en gastos sociales (educación, sanidad, dependencia, cultura, vivienda,...) y hacen difícil sostener una mínima justicia social.

Esto no lo hacen porque falte el dinero, como tratan de argumentar falazmente cuando pregonan lo de la austeridad. Lo que les falta es un mínimo de dignidad hacia el pueblo. Algo que no tienen, ni de lejos. Les falta voluntad política para estar al servicio del ciudadano. Y aún lo llaman democracia, y no lo es. Sin ir más lejos, la partida presupuestaria destinada a la Participación Ciudadana, se ha reducido a cero euros. ¿Esto cómo se come? Nunca ha habido tantos recursos disponibles, pero son decisiones políticas las que definen hacia dónde van las partidas. Y, no nos engañemos, buscan preservar sus privilegios y mantener sus beneficios. Y que estemos calladitos, claro. ¡Que los gastos en policías, militares y control social, esos siguen calentitos!

¿Recordáis el despilfarro de la Expo de Zaragoza? ¿Y la avaricia irracional del proyecto de Gran Scala? ¿Y la penosa previsión de los planes de depuración en Aragón? ¿Y lo que nos cuesta mantener artificiales estaciones de esquí donde nieva poco y nevará menos? ¿Y lo que hemos pagado, y pagaremos, por el circuito de carreras de Motorland? ¿Se creen que somos gilipollas?

Echemos la vista al Gobierno del Reino. En Aragón, que no se nos olvide, apenas 3 aragoneses de cada 10 votó al Partido Popular que hoy hace y deshace a su antojo en Madrid.

¿Todavía hay quien cree que la economía privada garantiza el pleno empleo, como la ultraderecha y algunos bobos de la socialdemocracia siguen ladrando? Las privatizaciones y el desmantelamiento de los servicios públicos no aseguran la distribución de la riqueza ni que los trabajadores se beneficien de lo que producen. Que nadie olvide que el estado español es, de todos los de la Europa de los 15, el que menos invierte en gastos público social.

Mientras, el fraude fiscal está por las nubes. Las grandes fortunas, las grandes empresas y la banca dejan de fiscalizar, según cifras de la Agencia Tributaria del estado español, hasta 44.000 millones de euros al año. Solo con eso, se reducirían dos tercios del déficit del gasto público. Ese déficit que luego utilizan para justificar cualquier recorte.

Por eso, en vez de quejarnos e integrar en nuestro día a día el pesimismo que promueven, podríamos exigir que se controle el fraude. O que aumenten los impuestos de las rentas superiores, sin afectar a las clases populares. O que se mantenga, en vez de disminuir, el impuesto de patrimonio, el de sucesiones o el de sociedades de las grandes empresas que facturan más de 150 millones de euros al año.

Los mismos que permiten estos privilegios para los más ricos y recortan en gastos sociales son los que después mienten diciendo que no hay recursos para financiar el estado del bienestar. Igual habría que bajarles de sus poltronas y recuperar lo que es nuestro.

A estas alturas, todas sabemos que las llamadas políticas de austeridad no están consiguiendo los objetivos que expresan. Los recortes están dañando la economía, impidiendo la recuperación económica y con ello la reducción del déficit y la deuda pública. El fracaso de tales políticas está debilitando y precarizando el mundo del trabajo a costa del enriquecimiento del mundo del capital.

Esto en cuanto a lo que suelen hablar en los medios comerciales. ¿Y en cuanto a las alternativas? Porque quien firma este texto no lucha para que mejore la economía, sino para que cambie la economía y se ponga al servicio de las personas y tenga en cuenta el respecto a la naturaleza. Para mí, no hay otro camino. Lo demás, son parches dentro de un sistema demoledor que debemos tumbar.

Es el momento de atreverse, de experimentar otras formas de organización colectiva, de empezar cambios en nuestras vidas, de juntarnos y afrontar el mundo de otra manera hacia una transformación social. ¡La revolución, vamos! En AraInfo estamos compartiendo un buen número de iniciativas para coger ideas, sumarte y probar. Deseamos que te inspiren, te llenen de energía y demos pasos colectivos. ¡Enrédate hacia el cambio que queremos!

Nota final: Mientras nosotros reflexionamos, escribimos, leemos o debatimos sobre esto, las abejas, que no entienden de fronteras, siguen polinizando el mundo. Y resulta que estos animales, imprescindibles para asegurar la vida en el planeta, son cada día menos y cada vez más contaminadas. Sin ir más lejos, las abejas que vuelan por aquí hacen una miel que no se acepta para exportar, porque es tóxica. En las Cinco Villas, la ribera del Ebro o los campos del Duero chupan tantos transgénicos, que luego su miel no es apta para el consumo. ¿Por qué no se habla de esto?

Autor/Autora

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de nuestra política de cookies, pincha el enlace para más información.

ACEPTAR
Aviso de cookies