Viggo Mortensen: “Soy reacio a que me digan lo que tengo que pensar, lo que tengo que sentir”

El viernes 2 de octubre se estrenó ‘Falling’, la última película de Viggo Mortensen –recientemente premiado en el Festival de Cine de San Sebastián–, primera en la que ejerce como director, además de productor, guionista y compositor de la banda sonora. Ese mismo día, el multifacético actor daba una rueda de prensa y posterior conferencia en uno de los ciclos “La Buena Estrella”, celebrados en el Paraninfo de Zaragoza.

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Viggo Mortensen durante el ciclo de la 'La Buena Estrella'. Foto: Aine Martínez.

Esto podría empezar como una crónica cualquiera, pero seamos honestos, si hablamos de Viggo Mortensen, hay que dejar por un momento los “cualquiera” aparte. Uno estudia la teoría, sabe cómo proceder y aun así, no se libra de la incertidumbre, del temor ante lo ajeno, de lo imponente de tener ante sí a alguien que acapara titulares, llena salas de cine y está en boca de todos, sea por una razón u otra.

Con las manos temblorosas, pude sostener mi libreta con las preguntas preparadas, abrumada por la magnitud de la situación y tratando de normalizarla; “sé profesional, sobre todo, sé profesional”. Tal vez, el aclamado actor, músico, compositor, poeta, editor y pintor individuo poliédrico cuanto menos, estuviese repitiéndose para sí mismo un mantra hecho a medida, mientras hacía gala de su manso temple.

Tomándolo con una suerte de filosofía empática y grandes dosis de estoicismo, llegué a una conclusión: somos humanos, esa es la única certeza que tenemos acerca de lo que somos, lo común entre todos. Y, precisamente, de eso va ‘Falling’, de la crudeza de las experiencias humanas: lo errático e incierto de nuestra condición, la lucha por la auto-aceptación propia y del entorno, los entresijos de las relaciones familiares, el peso del pasado y, ante todo; la espinosa resignación ante la vejez y la desvanecimientos de la memoria.

Luis Alegre, conductor del evento, resaltó la maestría con la que se retrataban estos conflictos vitales en el largometraje, relatando elocuentemente por qué se trataba de una jornada especial para el ciclo de ‘La Buena Estrella’: “Es todo un acontecimiento que alguien de su talla, su talento, su brillo, esté hoy con nosotros”. No satisfecho, cuando el actor fue preguntado acerca de sus ambiciones y sueños cumplidos, apuntó: “Siempre hay algo más por hacer”.

La trama del filme se edifica en torno a la relación entre John Petersen (Viggo Mortensen) y su padre Willis (Lance Henriksen) cuyo carácter agrio y mordacidad recuerdan al señor Kowalski de Gran Torino. Willis, granjero anciano y jubilado, se enfrenta a la demencia de la senectud y a la pérdida de la lucidez y autonomía consecuentes. La concepción tradicional de familia de este es constante motivo de contienda en el contacto con su hijo, quien vive junto a su pareja, Eric (Terry Chen), y la hija adoptiva de ambos, Monica (Gabby Velis). Toda esta amalgama provoca un ambiente de pura tensión, frustración y desencuentro.

Pese a las adversidades sanitarias de este año, que han minado la posibilidad de un panorama cultural auténtico y pleno, el estadounidense que habla un fluido español con un marcado acento argentino se ha atrevido con el lanzamiento, dejando claro su verdadera inquietud: “Lo que quiero es ir ahí, ir a los cines y entrar tras el comienzo: ver cómo están, ver si se ríen aquí o ahí, ver qué les causa gracia, qué les molesta, ver si se va alguno”. No obstante, parece que los retos no le suponen un problema, y es que ha tenido muchas en su contra para la materialización de su “cuento”, como él lo llama: problemas de financiación, un apresurado tiempo de rodaje (apenas cinco semanas) y la arriesgada apuesta por un género que, en contadas ocasiones, puede convertirse en un blockbuster.

En cuanto al mensaje que se trata de transmitir, es abrupto: “En la película no hay una redención clara”. El director novel explicó qué era lo que él mismo buscaba como espectador: “Me gusta salir del cine tras una película y pensar: ¿y ahora qué?”, también fue tajante y añadió: “Soy reacio a que me digan lo que tengo que pensar, lo que tengo que sentir”. Lo cierto es que así lo ha demostrado con su trayectoria, marcada por una pronunciada polivalencia y una búsqueda afanosa de nuevos proyectos en todos los campos artísticos, sin desoír su propia voluntad, aceptando lo experimental, profundo e incierto de ser humano. La clave de ‘Falling’ no radica en lo que nos quiera hacer pensar o sentir, sino en el mero hecho de que nos haga pensar y sentir, cada uno desde lo individual de su experiencia, sin dejar de lado lo ecuménico de la existencia de los espectadores.

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