Un musical para el fascismo

DIAGONAL | La obra 'La princesa Roja', escrita y dirigida por Álvaro Sáenz de Heredia, pretende divulgar la vida del fundador de Falange, José Antonio Primo de Rivera.

alvaro saenz de heredia
Álvaro Sáenz de Heredia.

DIAGONAL | Shlomo Vlasov | José Antonio Primo de Rivera en la cárcel de Alicante el 20 de noviembre de 1936. Mientras un grupo de milicianos se dirigen a su celda, él escribe sus últimas palabras. Llegan los milicianos. Un Primo de Rivera valiente se levanta ante la petición con voz macarrónica de uno de esos milicianos. Ante un pelotón de fusilamiento, junto a otros reos, grita “¡Arriba España!” y es fusilado. Antes entrega su abrigo a uno de los ejecutores. Luego aparece José Antonio junto a una mujer cantando y recordando su vida.

Así comienza la maqueta del musical La princesa roja, obra teatral escrita y dirigida por Álvaro Sáenz de Heredia que éste pretende estrenar en algún teatro de Gran Vía por aquello que esa calle se llamó durante mucho tiempo avenida de José Antonio.

El autor de la obra dice que un musical es una buena forma de presentar la figura de José Antonio. “Una buena música y una buena historia”, dice Sáenz de Heredia, que quiere divulgar su vida porque, según él, ha sido manipulada por unos y denostadas por otros. Sin embargo, la maqueta deja ver una angelical figura del fundador de Falange en un entorno hostil hacía él. El propio personaje de José Antonio (interpretado por el actor alcalaíno Jesús Cisneros) dice al principio que la gente no les ha escuchado y que sus ideas habrían evitado el derramamiento de sangre. ¿Está seguro el autor de la obra de ésto?

La estructura del musical

El musical está estructurado en 20 canciones, tal como expone en la maqueta el propio autor. En la presentación que hace Sáenz de Heredia se exponen tres. La primera es la reseñada más arriba con el fusilamiento de José Antonio. La segunda trata de la fundación de Falange el 29 de octubre de 1933 en el Teatro de la Comedia de Madrid. Sáenz de Heredia lo denomina “el antipartido” y tan sólo se dedica a mostrar los discursos de José Antonio mientras una serie de personajes, desde militares a figuras de la derecha o la izquierda, analizan el movimiento. Entre los militares, Mola y Franco, que ven entre el excepticismo y la esperanza a los falangistas. “Tendríamos que unir a estos chicos a nuestro proyecto”, dice Mola. “Quizá este chico [José Antonio] quiere unirnos a nosotros al suyo”, sentencia Franco. Si analizamos bien el texto, no deja lugar a dudas. Falangistas y militares están en sintonía para acabar con la República. Luego aparecen integrantes de organizaciones de derechas que quieren unir a los falangistas a sus luchas de calle. Y, finalmente, el análisis de la izquierda, donde aparece un Largo Caballero al que implícitamente se le acusa de ser instigador de la lucha callejera contra los falangistas. En medio de todos ellos, el autor eleva a José Antonio a salvador de la nación, un hombre mal entendido por todos. Curiosamente en el discurso que rescata de la fundación de Falange sólo cita las cuestiones relacionadas con la banca y con el “programa social” de la organización. Nada relativo a la violencia que transmitió la fundación de Falange o de sus partidas callejeras para amedrentar que condujeron al país al desastre, esa “dialéctica de los puños y las pistolas” que marcará la historia del falangismo.

Por último, aparece una nueva canción donde José Antonio se despide de la princesa Elisabeth Bisbesco, esposa del embajador rumano en Madrid y con la que Primo de Rivera tenía un romance. En esa misma imagen aparece un desdibujado García Lorca, que agradece a José Antonio su favor para una subvención a La Barraca (¿?). De forma bastante avispada, se intenta vincular a José Antonio con la intelectualidad de la época. Su supuesta relación con Lorca está extraída de los recuerdos de Gabriel Celaya, que habló de la amistad de Lorca con algunos falangistas. Según Celaya, Lorca le habría confensado que cenaba de vez en cuando con José Antonio. Se trata de consideraciones dentro de un imaginario colectivo del 'falangismo auténtico' que también vincula al fundador de Falange amistad con Azaña (al que odiaba), Ángel Pestaña o Durruti, nada más lejos de la realidad.

Eso no es todo. Según el musical, José Antonio solicitó a Lorca un verso para el himno de Falange y Lorca recitó unos versos de José Martí. El poema de marras es el siguiente: “No me pongan en lo oscuro / A morir como un traidor: /¡Yo soy bueno, y como bueno / Moriré de cara al sol!”. Difícil de creer esta cuestión cuando José Antonio mandó la elaboración del Cara al Sol a una serie de poetas y literatos afines a Falange como fueron José María Alfaro, Agustín de Foxá, Dioniosio Ridruejo, Pedro Mourlane Michelena, Jacinto Miquelerena, Rafael Sánchez Mazas, el Marqués de Bolarque y el músico Juan Tellería.

Queda claro por la maqueta que Primo de Rivera no es denostado por el autor de la obra. Todo lo contrario, expresa su simpatía por el fundador de Falange de forma más que evidente. José Antonio Primo de Rivera. Señorito, hijo de dictador y fundador de Falange.

Un 'incomprendido'

Álvaro Sáenz de Heredia fundamenta su obra sobre la base de que José Antonio es una personalidad utilizada por los franquistas durante los años de la dictadura ('El Ausente') y denostado por las izquierdas, pero que nadie ha comprendido. En que las biografías que se han elaborado sobre él están en base a los principios anteriores. Por ello vamos a hablar un poco de quién era Primo de Rivera.

José Antonio Primo de Rivera y Sáenz de Heredia nació en Madrid el 24 de abril de 1903. Primer hijo del que fuera dictador, Miguel Primo de Rivera, su educación se fundamentó en unos fuertes catolicismo y militarismo, aunque nunca llegó a ser militar. Estudió Derecho en la capital, donde trabó una buena amistad con Ramón Serrano Suñer y Raimundo Fernández Cuesta. En 1922 se incorporó al servicio militar y apoyó de forma incondicional el golpe de Estado de su padre. De hecho la figura de Miguel Primo de Rivera fue fundamental para el propio Primo de Rvera.

La caída de la dictadura, la muerte de su padre y la proclamación de la República le hizo conformar, en un principio, una mentalidad fuertemente monárquica, llegando a fundar en 1930 la Unión Monárquica Nacional y llegando a ser vicesecretario de la mismo. Con la proclamación de la República, presentó candidatura por Madrid para el Congreso de los Diputados, saliendo derrotado.

Paulatinamente. Primo de Rivera va girando más a la derecha y comienza a simpatizar con los regímenes fascistas y nazis que comienzan a aflorar en Europa. Fue detenido tras el golpe de Sanjurjo y poco después colabora en la edición de la revista El Fascio. Vio en el fascismo la ideología sustento del Estado fuerte que él mismo quería y que le faltó a la dictadura de su padre. Siguiendo esta idea, era consciente que tenía que buscar las fuerzas allí donde las tenía su principal enemigo: el movimiento obrero revolucionario. Por ello, fundó el Movimiento Español Sindicalista junto a Julio Ruiz de Alda, con el objetivo de restar fuerzas a las organizaciones obreras. Posteriormente fundó Falange Española con un ideario muy definido: un antiparlamentarismo agudo, ya que para él. el sistema electoral era inútil (Rousseau era un personaje denostado por José Antonio); un Estado fuerte (seguidor del fascismo, el totalitarismo forma parte de la ideología de Falange); un patriotismo exacerbado, pues la patria para José Antonio era eje fundamental y “unidad de destino en lo universal”; el catolicismo. religión que consideraba indivisible de España, y, por último, una crítica a la lucha de clases, que considerana un punto de división del país y por lo que eso era un furibundo antimarxista y antianarquista, ideologias a las que consideraba disolventes.

Nunca definió su movimiento en el eje izquierda-derecha. Según los falangistas, se buscaba una tercera vía nacional, totalitaria, que se alejase del socialismo y del capitalismo. El fascismo lo concibió como un pilar del futuro Estado totalitario. Y consideraba que dicho movimiento tenía que tener una sintonía internacional.

Un rasgo de identidad de Falange y del propio José Antonio era la violencia. Falange fue un proyecto político eminentemente violento. Y el propio Primo de Rivera fue protagonista de arrebatos de violencia. Todo aquel que criticaba la política de su padre recibía la furia de José Antonio. A ello ayudaba también su formación militarista y su simpatía por el totalitarismo. Ese corte violento se lo dio a Falange desde su propia fundación con la dialéctica de los puños y las pistolas. Llegó a la manos incluso desde su escaño de diputado, que ganó por Cádiz en 1933, ciudad donde tenía numerosos apoyos ya que su padre era natural de Jerez de la Frontera.

Las partidas de falangistas protagonizaron enfrentamientos con los militantes de la izquierda. Estructuraron organizaciones como el SEU que organizó asaltos a las sedes de la FUE en la universidad o ataques contra integrantes de las Juventudes Socialistas, Juventudes Comunistas y Juventudes Libertarias. Esto llevó a respuestas por parte de algunas de estas organizaciones.

Pero no sólo la violencia. Primo de Rivera participó de la conspiración contra la República. Tomó contacto con el general Mola y llegó incluso a trazar un posible gobierno tras un golpe de Estado que encabezaría él mismo y donde los militares tuvieran participación. Entre esos militares figuraban Franco y Mola. Recibió, además, ayuda de la Italia fascista. Cuando Falange fue ilegalizada, Primo de Rivera fue encarcelado por tenencia ilícita de armas. Ya no saldrá de la cárcel, si bien, desde la Modelo de Madrid, dirigió correspondencia donde ordenaba el apoyo del falangismo al golpe que se avecinaba. En estas lides estaban también monárquicos, carlistas y cedistas, con los que tenía contactos.

Cuando los militares se sublevan contra la República en julio de 1936, Primo de Rivera ya había sido trasladado a Alicante. Considerado responsable la Guerra Civil, fue juzgado y condenado a muerte, ejecución que se produjo el 20 de noviembre de 1936.

Una familia al servicio del fascismo

El autor del musical y el personaje protagonista del mismo comparten un apellido: Sáenz de Heredia. Y es que son familia. El tío de autor del musical es José Luis Sáenz de Herendia, el cineasta, que era primo de José Antonio.

Conviene hacer un repaso entonces tanto a la figura de Álvaro Sáenz de Heredia como de su tío José Luis. Álvaro nació en Madrid en 1942 y fue uno de los fundadores en 1982 de Producciones ASH Films SA. Ha sido también productor y guionista. Entre sus películas destaca La hoz y el Martínez (1982), protagonizada por Andrés Pajares, y en la que se hace pasar por un dirigente soviético; Aquí huele a muerto (1990), El robobo de la jojoya (1992) o toda una serie de películas con Chiquito de la Calzada como protagonista (Aquí llega Condemor, el pecador de la pradera, Brácula: Condemor II o Papa piquillo). También fue director de la serie televisiva Ana y los siete protagonizada por Ana Obregón.

Pero el apellido es mucho más famoso por su tío José Luis, uno de los cineastas del franquismo. Nacido en 10 de abril de 1911, José Luis Sáenz de Heredia se inició como cineasta en el círculo de Luis Buñuel. Ya en el periodo republicano, dirigió alguna película como Patricio miró a una estrella o La hija de Juan Simón basada en la zarzuela de José María Granada.

Durante la Guerra Civil, José Luis Sáenz de Heredia apoyó a los sublevados y estuvo escondido. Con la victoria franquista se convirtió en uno de los directores de cámara de Franco. En aquellos primeros años del franquismo se desarrolló un cine militarista y aún falangista. Películas como Harka o Rojo y Negro, de Carlos Arévalo, son ejemplo de ello. Pero Sáenz de Heredia dirigió la que fue una de las películas más representativas del franquismo: Raza, de 1942. Basada en la novela de Jaime de Andrade (seudónimo de Franco) con el mismo título, fue un encargo del propio dictador. Cuenta la historia de una familia separada por la guerra, donde uno de sus integrantes es simpatizante e integrante del bando republicano: Pedro Churruca. Otros son fusilados por los republicanos. que son son presentados de la forma más negativa posible, Pedro al final se pasa al bando sublevado.

Franco quiso mostrar la propia imagen de su familia en dicha película, donde Pedro no sería otro que Ramón Franco. Raza fue toda una apoteosis del franquismo triunfante. Sus guiños al nazismo y al falangismo fueron suprimidos en una versión posterior de 1950, cuando las potencias nazis y fascistas habían sido derrotadas en Europa.

Pero Sáenz de Heredia fue director de otras películas no menos polémicas o de trato histórico deficiente. Por ejemplo, Mariona Rebull (1947), donde muestra una visión del atentado del Liceo de Barcelona de 1893 muy en la línea del franquismo, o Faustina (1957), una visión feminina del Fausto con un acentuado antisemitismo. Aunque en ningún momento se nombra a los judíos, el diablo (protagonizado por Fernando Fernán Gómez) y todos los conjuros del infierno están decorados con estrellas de David. Incluso Mefistófeles habla en la película que tiene que volver a Suez, en clara alusión al conflicto que en ese momento dirimía Egipto e Israel. El binomio comunismo y judaísmo era muy del gusto del franquismo.

Por último habría que destacar la película documental Franco, ese hombre (1964), film conmemorativo de los llamados 25 años de Paz, donde Sáenz de Heredia presenta una figura de Franco completamente idealizada y como si hubiese llegado a España por gracia divina. Muy en la línea de Raza. Estamos pues ante uno de los directores de cabecera del franquismo en España.

¿Se estrenará el musical?

Parece ser que el musical que propone Álvaro Sáenz de Heredia va a tener problemas para poder representarse.

El autor lo concibe como un homenaje a la figura de José Antonio. Y, por la maqueta, vemos que será un espectáculo favorable para esa figura. Reputados historiadores han trabajado la figura de José Antonio. Pero en el musical, por lo que vemos, prima esa imagen del llamado 'falangismo auténtico' que intenta desgajar a José Antonio de la imagen del franquismo y lo presenta como un defensor de los derechos sociales en España, que nada tuvo que ver con lo acontecido en el país tanto en la Guerra Civil como en el franquismo. Está comprobada su participación, como uno de los máximos impulsores dentro de la trama civil, en el golpe de Estado contra la República que origina la Guerra Civil. Y su ideología era cualquier cosa menos integradora.

Por cierto, que el autor dice que lo quiere estrenar en la Gran Vía porque esa calle de Madrid se llamó Avenida de José Antonio. Quizá hace falta recordar que, durante la República, esa Gran Vía de Madrid, en uno de sus tramos, llevó el nombre de Francisco Pi i Margall, impulsor del republicanismo federal en España. También durante la Guerra Civil fue conocida como la avenida de la Unión Soviética. Solo la victoria de Franco llevó a que se llamase avenida de José Antonio, como homenaje a uno de los inductores de la Guerra Civil y del régimen posterior que sepultó los proyectos más avanzados de la historia de España.

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