Formar parte del Corredor Biológico Mundial significa que L’Aínsa-Sobrarbe “gana visibilidad internacional como un territorio donde se respeta el entorno, y el cuidado de los espacios naturales se considera fundamental para el asentamiento de población y el modelo económico que aquí se genera”. El proyecto busca la salvaguarda de hábitats de gran valor repartidos por todo el mundo.
