Si Averly es derribado, Belloch y Pérez Anadón serán culpables de la destrucción de un patrimonio histórico para Zaragoza

El PSOE, como cabeza de la anterior corporación municipal, dejó las puertas abiertas a la especulación y la destrucción del patrimonio histórico de la ciudad. Un patrimonio que debería pertenecer a todos los ciudadanos frente a la privatización de la cultura que implantó el anterior Ejecutivo

El revés del Tribunal Supremo al último recurso presentado por Apudepa para la preservación de Averly es un ataque al patrimonio histórico de la ciudad de Zaragoza y, en consecuencia, a todos los zaragozanos. Si finalmente se produce el derribo de Averly, edificio recientemente catalogado por la World Monuments Fund (WMF) como uno de los 50 bienes patrimoniales relevantes y en riesgo que habría que preservar en el mundo, Belloch y Pérez Anadón serán los máximos culpables políticos.

En efecto, el PSOE dejó las puertas abiertas a la especulación y la destrucción del patrimonio histórico de la ciudad de Zaragoza. Ahora el Gobierno de Zaragoza en Común se encuentra con la dificil papeleta de encontrar una solución que preserve una de las pocas "catedrales industriales" que quedan en España. Desde Podemos Zaragoza consideramos que el patrimonio cultural de la ciudad pertenece a los ciudadanos, que deberían poder disfrutar del uso de un espacio como el de Averly. Un modelo de gestión del patrimonio que choca frontalmente con la privatización de la cultura implantada por el anterior gobierno socialista en el Ayuntamiento de Zaragoza.

El fallo del Tribunal Supremo es conscuencia de la inacción del PSOE, que ha vendido el patrimonio común de los zaragozanos a los especuladores, en este caso a la constructora Brial. Además no hay que olvidar que el anterior Gobierno de Aragón, en manos del Partido Popular, tampoco quiso proteger este patrimonio arquitectónico.

Así, Podemos Zaragoza considera que el PSOE, ahora en el Gobierno de Aragón, debe articular los mecanismos que sean necesarios para proteger el conjunto completo de Averly, y comenzar de este modo a poner fin a las políticas urbanísticas de expansión de la vivienda y la especulación, que han sobreendeudado a las familias e instituciones aragonesas mientras se expoliaba el patrimonio aragonés.

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