Sacyr como reflejo de la ‘marca España’ en Latinoamérica

DIAGONAL | F. Fafatale | Los sobrecostes en las obras del Canal ponen sobre aviso a otros países en los que opera la constructora. El de Sacyr en el Canal de Panamá es un ejemplo emblemático de los manejos “marca España” en Latinoamérica. El plante del consorcio liderado por la constructora española a cambio de más dinero –un sobrecoste de 1.200 millones de euros, el 50% del presupuesto inicial– ha encendido las alarmas de otros países latinoamericanos donde opera Sacyr, como Chile, Brasil, Bolivia, Perú o Colombia. "No es un caso aislado. Es el modus operandi habitual de las grandes …

Obras del canal de Panamá. Foto: Gerardo Pesantez
Obras del canal de Panamá. Foto: Gerardo Pesantez (Diagonal)

DIAGONAL | F. Fafatale | Los sobrecostes en las obras del Canal ponen sobre aviso a otros países en los que opera la constructora.

El de Sacyr en el Canal de Panamá es un ejemplo emblemático de los manejos “marca España” en Latinoamérica. El plante del consorcio liderado por la constructora española a cambio de más dinero –un sobrecoste de 1.200 millones de euros, el 50% del presupuesto inicial– ha encendido las alarmas de otros países latinoamericanos donde opera Sacyr, como Chile, Brasil, Bolivia, Perú o Colombia.

"No es un caso aislado. Es el modus operandi habitual de las grandes corporaciones –en ese caso, las españolas– en otros países. Aunque no es distinto a cómo funcionan aquí: el Gobierno las apoya con toda su maquinaria, luego llegan los sobrecostes”, explica Pedro Ramiro, coordinador del Observatorio de Multinacionales en América Latina (OMAL). El espionaje que llevó a cabo la embajada de EEUU en Panamá, filtrado por Wikileaks, viene a confirmar las palabras de Ramiro. Según esos documentos confidenciales, la Casa Real española y el Gobierno de Zapatero maniobraron para que las obras de ampliación del Canal de Panamá recayeran a contracorriente sobre la constructora española Sacyr. A día de hoy siguen las negociaciones, pero desde la empresa se afirma que no van a abandonar la obra.

Dos helicópteros donados

“El presidente Torrijos, que había establecido lazos muy estrechos con los reyes españoles, acudió a una ceremonia en Madrid en su honor durante las devastadoras inundaciones de noviembre, en la que España anunció un regalo de dos helicópteros a Panamá”, dejó escrito la entonces embajadora estadounidense en Panamá, Barbara J. Stephenson. Los helicópteros, de la marca franco-germana-española Eurocopter, valorados en cuatro millones de euros cada uno, fueron donados en noviembre de 2008, ocho meses antes de la adjudicación de las obras de ampliación del Canal.

Las investigaciones de EEUU se hicieron extensivas al presidente Martinelli y al príncipe Felipe: “En junio, el presidente Martinelli visitó al rey de España y la delegación española en la toma de posesión de Martinelli, liderada por el príncipe Felipe, fue muy bien recibida”. También al Gobierno de Zapatero. De hecho, la embajada estadounidense mostró “fuertes sospechas de que la constructora Sacyr, con problemas financieros, fuese capaz de ofrecer un precio sorprendentemente bajo gracias al respaldo del Gobierno español”, según revelaron los cables de Wikileaks.

Ciertamente, las relaciones de los asesores económicos de Zapatero con Sacyr han sido escandalosamente estrechas. Aún se recuerda cuando el expresidente de Sacyr, Luis del Rivero, con la ayuda de Miguel Sebastián, quiso asaltar sin éxito el BBVA. Por su parte, David Taguas, responsable de la Oficina Económica de Moncloa poco antes de presidir el lobby constructor español Seopan, admitió recientemente a través de Twitter que el viaje a Panamá del presidente Zapatero en julio de 2007 se produjo a petición suya para avanzar en el tratado de doble imposición, que permitiría eliminar a Panamá de la lista de paraísos fiscales. “Ésa es la obligación del Gobierno, facilitar que las empresas puedan hacer su trabajo ¿no?”, reconoció a la periodista de eldiario.es, Belén Carreño.

No fueron las únicas ayudas que recibió. EEUU también recabó información sobre el aval de 150 millones de euros prestados al proyecto español por parte de la Compañía Española de Seguros de Crédito a la Exportación (CESCE), participada al 50% por el Estado. Avales que, según la Casa Blanca, podrían ser ilegales. Fueron aún más allá: “No podemos descartar que el Gobierno haya dado otro tipo de garantías a Sacyr que le permitan acceder al crédito necesario para el proyecto, preservando puestos de trabajo españoles y previniendo el rumoreado shock del sistema bancario español que podría resultar de la caída de Sacyr”.

Desde entonces, ha cambiado el inquilino de la Moncloa, pero no la ayuda que dispensa a las multinacionales españolas. Ante la voz de alarma de Sacyr por un problema de “déficit de caja”, la ministra de Fomento, Ana Pastor, ha corrido en su ayuda, pero ha servido de poco, habida cuenta del papel cada vez más periférico del Estado español en el exterior.

“Esta concesión muestra la creciente influencia española en Panamá”, se lamentaba en 2009 la embajadora norteamericana porque no se la había llevado la estadounidense Bechtel. Cinco años después, la percepción de la “marca España” en Latinoamérica no puede ser más negativa. Tras la espantada de Panamá, otros países donde opera Sacyr han encendido las alarmas. En Colombia, la prensa recuerda que fue una de las empresas que dejó a medias la autopista Magdalena Medio también por un problema de sobrecostes que condujo a un litigio de siete años con el Estado colombiano. A día de hoy, Sacyr integra varios consorcios precalificados para construir ocho carreteras en Colombia.

“¿Por qué el Gobierno español apoya estas inversiones cuando no benefician a la ciudadanía? Dan apoyo público en beneficio de una reducidísima élite que tiene las cuentas en Suiza. Hay que desmontar la idea de que son ‘nuestras’ empresas. Son de sus accionistas, que son sus únicos beneficiarios”, defiende el coordinador de OMAL Pedro Ramiro.

Sacyr busca sus negocios fuera de casa

La web de la constructora Sacyr enumera recientes contratos por toda Latinoamérica: abastecimiento de agua y centrales hidroeléctricas en Perú, el hospital de Antofagasta y la autopista Ovalle-La Serena en Chile, el metro de Brasil, generación eléctrica en Bolivia, etc. Pese a sus evidentes problemas financieros, con una deuda que asciende a 6.855 millones de euros, en el año 2009, año de la adjudicación del Canal, las diez mayores obras obtenidas por Sacyr fueron en el exterior. En ese ejercicio, el grupo elevó su facturación un 9% hasta los 5.858 millones, de los que el 55% vinieron de obras en el exterior. Su beneficio fue de 506 millones.

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