Nací en Calatayud, un pueblo grande o como les gusta decir a algunas personas “una ciudad pequeña. Pero eh…tenemos todos los servicios”.
La verdad es que prácticamente hay de todo aunque vayamos justos en algunas cosas. Una de ellas es la piscina municipal que es por lo que escribo. Dicen que se ha quedado pequeña para el número de habitantes y, por lo visto, debe tener problemas de pérdidas de agua. Hace unos días escuché que iban a construir una de diez calles e iban a ampliar el resto de instalaciones. La verdad es que me puse muy contento, he crecido en esa piscina con mis compañeros y compañeras de club. Pero preguntando un poco más por el tema, por lo visto, no todo es tan bonito como parece.
Se supone que, como no hay dinero, la opción que han encontrado es que una empresa lo construya y el Ayuntamiento externalizará con ella el servicio durante 35 años. Yo no entiendo mucho pero creo que hablan de una privatización.
Como sentí el vuelo de esa mosca que, de vez en cuando, aparece detrás de la oreja decidí pedir más información y encontré datos de dominio público que aparecen en un estudio de viabilidad que una empresa ha confeccionado a petición del Ayuntamiento. No soy un experto en números pero a groso modo ese documento dice que al pasar a manos privadas la cuota que ahora se paga por semestre habrá que pagarla al mes. Y que sólo con la subvención que el Ayuntamiento pagará a la empresa explotadora del servicio en los 35 años de concesión se pagarían casi dos pabellones. Con dicha aportación anual, prácticamente, se cubre la amortización del préstamo que tiene una duración de 15 años, así que el resto de los años es un ingreso neto para la empresa.
No es que abogue por la austeridad pero entiendo que si estamos pasando un mal momento económico y no hay recursos propios para hacerlo tal vez sea mejor arreglar la piscina que tenemos que, al fin y al cabo, puede ascender a dos años de esa subvención y que todos los vecinos puedan disfrutar de este servicio al respetar sus precios. Tampoco nos tenemos que engañar, dentro de 35 años nos entregarán un pabellón tirando a viejo y con problemas naturales de mantenimiento por el paso del tiempo transcurrido.
Creo que el deporte y en especial la natación, además de una actividad lúdica, en muchos casos es terapéutica y no se puede privar a las personas de ella. Debemos entender que en nuestra sociedad algunas actividades hay que sostenerlas por el bien común aunque sean deficitarias económicamente.
Y lo más gordo es que he preguntado a mis vecinos y todos están contentos porque van a hacer una piscina de diez calles porque casi nadie tiene información de cómo se va a llevar a cabo. Creo que el Ayuntamiento debería explicar a la ciudadanía las opciones que hay para solucionar el problema y tener en cuenta su opinión y no que nos tengamos que enterar por nuestros medios a 5 días del fin de plazo para la presentación de alegaciones. Eso entiendo yo por transparencia y participación ciudadana.
Otros dicen que nunca se llevará a cabo pero, digo yo, que si no se contempla esa opción ¿por qué tenemos que gastar recursos públicos en estudios y proyectos?
La verdad es que el tema da miedo, pero lo que más me aterroriza es el secretismo con el que se está llevando a cabo.