Por una inversión en carreteras como elementos de vertebración e impulso del territorio, con criterios de sostenibilidad

En el último pleno de la Diputación Provincial de Teruel se aprobó una propuesta del PAR relativa al desarrollo de un proyecto de desdoblamiento de la Nacional 211 desde Alcolea del Pinar hasta Tarragona. La propuesta salió adelante sólo con los votos de los grupos que componen el equipo de gobierno de la DPT (PAR y PP). El resto (GANAR, CHA y PSOE) votamos en contra.

Para el grupo GANAR la inversión en carreteras debe concebirse como un elemento de dinamización del territorio y bajo criterios de sostenibilidad. No consideramos que pedir muchas autovías tenga sentido.

En estos momentos las prioridades en infraestructuras en nuestro territorio deben ser el ferrocarril cantábrico mediterráneo (como una vía rápida para viajeros y mercancías), la mejora y modernización de la N-330 (tal y como se acordó por todas las fuerzas políticas en la localidad de Libros, antes de las elecciones), el desdoblamiento de la 232 (de Zaragoza a Vinaroz) y la prolongación de la A-2 (autovía de Madrid) desde Alcolea del Pinar hasta Monreal del Campo para enlazar con la A23 (autovía Mudéjar).

Derivar la atención a una nueva propuesta sólo puede acarrear más demoras en las demandas previas. No por pedir más, se obtienen más infraestructuras. Todas las otras demandas, son razonables, por el uso que tienen, por la carga de tráfico, por la antigüedad y la necesidad de inversiones. Sin embargo, la prolongación hasta Tarragona como autovía no es sostenible, no tiene sentido más que desde la óptica de que hay que cubrir todo de asfalto. Mantener y modernizar carreteras es imprescindible. Hay que aumentar la seguridad en determinados tramos, crear carriles de adelantamiento y sacar las carreteras de las localidades construyendo las variantes que en muchos casos llevan décadas decorando los Presupuestos del Estado.

Pero desdoblar hasta el infinito todas las redes de la provincia de Teruel no nos traerá más población a la provincia, ni necesariamente más posibilidades de trabajo. Ya no estamos en los 90, ni en los primeros 2000, donde parecía que la riqueza sólo podía venir de la obra pública. Tenemos en España la mayor red de Alta Velocidad de Europa, una gran cantidad de carreteras desdobladas y, en algunos lugares, hay hasta autopistas que son rescatadas. Y por desgracia ya sabemos que esta clase de endeudamiento megalómano al final se paga castigando a los servicios públicos fundamentales.

Mientras tanto, la red convencional de ferrocarril languidece sin inversiones y las carreteras secundarias se abandonan sin reparación. Es imprescindible desarrollar una buena red intercomarcal de carreteras que permita el desarrollo del medio rural en Aragón, no crear largas autovías que sólo sirvan para atravesar nuestro territorio y no para trabajar en él.

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