Casi once millones de votantes están llamados a las urnas este domingo en el referéndum sobre la aceptación o el rechazo a las medidas propuestas por los acreedores de la troika compuesta por el Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Central Europeo (BCE) y Consejo Europeo (CE).
La pregunta planteada en la consulta es la siguiente: "¿Tenemos que aceptar el proyecto de acuerdo que fue presentado por la CE, el BCE y el FMI en el Eurogrupo del 25/06/2015, que se compone de dos partes y que constituyen su única propuesta?". Desde Bruselas ya han manifestado que la consulta no es ni "factual ni jurídicamente correcta", pues consideran que está basada en una serie de propuestas ya caducas, algo que contrasta con las afirmaciones del propio primer ministro griego, Alexis Tsipras, que mantiene que las verdaderas negociaciones no han comenzado hasta plantear el referéndum.
Junto al OXI (No) y el NAI (Sí), las papeletas vienen acompañadas de dos documentos, un primer documento titulado "Reformas para la finalización del programa actual y más allá" y un segundo llamado "Análisis preliminar de la sostenibilidad de la deuda", con lo que queda resuelta la duda sobre a qué dicen No o Sí en este referéndum en Grecia.
Días antes de este referéndum Alexis Tsipras denunciaba la falta de acuerdos en las negociaciones, algo a lo que el FMI respondía nombrando la “quita” de deuda, por primera vez este jueves. Son muchas las voces que ven en el bloqueo de las negociaciones por parte de la troika un ataque no sólo a Syriza, sino también a partidos como Podemos o el Sinn Fein con elecciones cercanas a la vista. Así pues, a quienes menos interesaría una victoria del Oxi serían a las instituciones europeas, que temen un contagio del fenómeno Syriza en otros estados miembros de la UE.
El pueblo griego se enfrenta a un enemigo tan grande como obcecado en sus planteamientos económicos. La deuda griega es impagable y el rescate beneficia más a las arcas de la banca alemana, que al bolsillo del ciudadano griego. Algo que no sólo plantean desde Grecia, sino que también han afirmado líderes y personalidades cercanas a la troika.
En el referéndum Syriza se lo juega todo, y pese a las diferencias existentes en la coalición, es unánime el Oxi (No). En caso de ser mayoritario este, planteará un escenario de negociaciones distinto, en el que el ejecutivo de Tsipras estará completamente legitimado por el pueblo para mantener una posición más dura en las negociaciones. Un resultado que ya han previsto en el Eurogrupo, y del que han asegurado podría bloquear cualquier tipo de acuerdo, pues consideran que una victoria del Oxi sería sinónimo de rechazo del compromiso adquirido con los acreedores.
Si gana el Nai (Sí), Syriza se verá en manos de la troika e hipotecará, para varias generaciones la ya maltrecha economía griega. En cualquier caso, el escenario político puede verse afectado por cualquiera de los resultados. Un escenario que podría originar una crisis política que adelantara las elecciones a una fecha, ya se baraja septiembre, a la que Syriza podría llegar reforzado, o maltrecho, pero que según sondeos ganaría con relativa solvencia.
Dos concentraciones de signos opuestos cerraron ayer la campaña previa a la consulta en el centro de Atenas. En la más multitudinaria, la del No, Alexis Tsipras pidió al pueblo griego "hacer nuevamente historia en el lugar donde nació la democracia” y lanzar un mensaje de “dignidad” a Europa.
El referéndum
Todos los colegios abrirán a las 7.00 horas hora de Grecia (las 6.00 en Aragón) y se cerrarán doce horas después, a las 19.00 horas. Debido a la simplicidad del recuento, respecto a elecciones parlamentarias, desde el ministerio de interior griego se estima que se puedan recibir resultados fiables en torno a las 21.00 horas hora de Grecia (20.00, hora aragonesa).
La organización electoral será la misma que en las elecciones generales del pasado mes de febrero. Colegios, mesas y censo están ya formados de antemano. Sin embargo, la celeridad en la convocatoria de la consulta ha dejado fuera del voto a muchos expatriados.
La participación obligatoria para que esta consulta sea válida, según la normativa, exige un 40% del electorado. Un electorado plenamente dividido, en el que la igualdad ha sido la tónica en los últimos sondeos, dando incluso la victoria, por un estrecho margen, al Sí a mediados de semana.
