No, Boris Johnson no es Robin Hood

Entrando en el bosque de Sherwood, al norte de Nottingham, leo en los digitales sobre las amenazas del gobierno británico hacia la Unión europea. El fracaso del Brexit y sus secuelas de desabastecimiento deja muy mal parada la imagen del premier británico ante la nación. Los apuros de Boris Johnson por la falta de gasolina le llevan a declarar de nuevo la guerra económica al continente. Boris Johnson me recuerda a un personaje cinematográfico unido al bosque de Sherwood, el fraile Tuck de Robin Hood. Este clérigo tripón y borrachín se une a la lucha de Robin y sus rebeldes …

Entrando en el bosque de Sherwood, al norte de Nottingham, leo en los digitales sobre las amenazas del gobierno británico hacia la Unión europea. El fracaso del Brexit y sus secuelas de desabastecimiento deja muy mal parada la imagen del premier británico ante la nación.

Los apuros de Boris Johnson por la falta de gasolina le llevan a declarar de nuevo la guerra económica al continente.

Boris Johnson me recuerda a un personaje cinematográfico unido al bosque de Sherwood, el fraile Tuck de Robin Hood. Este clérigo tripón y borrachín se une a la lucha de Robin y sus rebeldes contra la injusticia. Johnson, sin embargo, está en el lado oscuro de la fuerza y no pasa por ser precisamente un paladín de los pobres.

El mítico bosque de Sherwood, otrora refugio de campesinos rebeldes, ha visto reducida su extensión desde los tiempos del líder justiciero. La expansión "ad infinitum" de las urbes británicas ha dictado el destino de Sherwood. El consumo de combustible para el vehículo privado y para calefacción hace inviable a futuro este modelo urbanístico devorador de energía.

Sin embargo, el negocio no reflexiona sobre los límites de este modelo de ciudad y se apresta a exprimir las cada vez más limitadas reservas de combustible fósil.

Un equipo de activistas de Amigos de la Tierra de Mansfield capitanea la rebelión ciudadana contra el más que peligroso proyecto de extracción petrolífera por la técnica del "fracking" Es una técnica perversa consistente en reventar capas residuales impregnadas de petróleo con la inyección de agua a presión.

La contaminación que generaría es atroz. Los habitantes de la zona no quieren ni oír hablar del tema.

En el Market Place de Nottingham compartimos un acto reivindicativo con activistas del clima y con medios de comunicación. El carrito del té consuela el destemple de un día que amenaza lluvia. Regresa el otoño al bosque de Sherwood.


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