Los fascistas no son como los hongos

Los fascistas no son como los hongos que nacen así en una noche, no. Han sido los patronos quienes han plantado a los fascistas, los han querido y les han pagado. Y con los fascistas los patronos han ganado cada vez más. Hasta no saber dónde meter el dinero. Con este discurso ante su pueblo describe Gerard Depardieu, o sea Olmo, al fascismo en Novecento. Los cargos de la DGA, elegidos por el Gobierno PP-Vox, Pastor y Valero no han surgido de la nada. Es ahora cuando salta la polémica, cuando con toda la razón del mundo se pide su …

Víctor Benedico Güell

Los fascistas no son como los hongos que nacen así en una noche, no. Han sido los patronos quienes han plantado a los fascistas, los han querido y les han pagado. Y con los fascistas los patronos han ganado cada vez más. Hasta no saber dónde meter el dinero.

Con este discurso ante su pueblo describe Gerard Depardieu, o sea Olmo, al fascismo en Novecento. Los cargos de la DGA, elegidos por el Gobierno PP-Vox, Pastor y Valero no han surgido de la nada. Es ahora cuando salta la polémica, cuando con toda la razón del mundo se pide su inmediata destitución. Es ahora, cuando llegan a puestos visibles, cuando se les va a aplicar la Ley de Memoria.

Pero los fascistas no surgen de la nada. Es ahora con Vox cuando determinados sectores de ultraderecha herederos del fascismo han tenido una articulación organizativa propia. Es ahora cuando el Gobierno de coalición se intenta mostrar como un Gobierno antifascista, y cuando grandes sectores de la progresía se llevan las manos a la cabeza escandalizados.

Pero los fascistas no surgen de la nada. En España la sacrosanta Transición permitió que grandes sectores de la estructura estatal franquista como el ejército, la policía o la judicatura no fueran depurados. Los fascistas llevan conviviendo con el Régimen del 78 desde su fundación. Articulados políticamente primero en Alianza Popular, luego en el PP y ahora en Vox.

Los fascistas en España tienen grandes apoyos en determinadas estructuras más allá de las estatales. La Iglesia Católica y su conservadurismo social, el pequeño y mediano empresariado, o sea la pequeña y media burguesía de toda la vida, menos ligada a la economía globalizada son dos ejemplos. Y más recientemente el giro hacia la ultraderecha de los grandes grupos de comunicación complementa los grandes apoyos sociales al fascismo en nuestro país. Hay expresiones que son verdaderamente preocupantes, como Desokupa que tiene tintes de Somatén, o el crecimiento de los sindicatos policiales de extrema derecha.

Los fascistas han torturado, han juzgado, han reprimido, se han presentado a elecciones, han encarcelado, en definitiva han mandado y han tenido las manos libres para difundir su discurso desde 1978 y no solo desde la fundación de Vox. Con este artículo que sirve de advertencia no queremos negar que vivamos en un periodo de auge de la ultraderecha y que este nos preocupe, y mucho. Ni quiere decir que el Régimen actual no tenga unos derechos sociales y cívicos conseguidos con mucha sangre y sudor. Sí queremos decir que la resistencia frente los ataques a estos derechos no nos puede cegar ante la necesidad social de construir otro sistema. No podemos defender los actuales derechos expresando que este es el mejor de los sistemas posibles.

Nuestra tarea como antifascistas en convertir esta indignación en organización y propuestas políticas concretas que vayan a la raíz del asunto. Debemos huir de políticas y propuestas que limen únicamente la superficie. En estos tiempos de inmediatez asfixiante nuestra labor es pararnos, pensar, analizar bien y armar con detenimiento y reflexión nuestras propuestas. Actualizar la caracterización, que se desarrolló tanto hace una década, de nuestro régimen político y sus pilares, no olvidar que la Monarquía sigue siendo la clave de bóveda que sujeta todo o realizar un chequeo, como si fuera un enfermo, a los movimientos sociales para ver su estado son propuestas que van en esta dirección y que nos pueden ayudar a construir poder antifascista.

Sí, Pastor y Valero deben ser destituidos por higiene democrática urgentemente. Pero que lo urgente no atente contra lo necesario, y lo necesario es abrir un proceso en el que las raíces franquistas del Estado español y del Régimen del 78 sean erradicadas. Y eso solo pasa, parafraseando a la señora Ayuso, por la construcción de una República democrática, federal, laica y plurinacional.

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