Los bien informados

El otro día podíamos asistir, en diferido claro está, a un episodio curioso, el hurto de la voluntad de los españoles, una vez más, con la connivencia de prensa y poder. Victoria Prego, otrora periodista de carácter democrático, aplaudiendo, en conversación secreta, la decisión de Suarez de no convocar referéndum alguno sobre monarquía o república, pues las encuestas que manejaba en esos momentos (hablamos de los albores de nuestra democracia), se inclinaban por la vía republicana.

Admite Suarez en dichas declaraciones a "micrófono cerrado" que todos los dignatarios extranjeros le aconsejaban prescindir del rey, pero él pensó por nuestro bien, por el bien de España, pensó por nosotros que no era conveniente. Victoria Prego le daba la razón en los susurros de la confidencia por parecerle "peligroso".

El periodismo, este tipo de periodismo, es una profesión curiosa. Lejos de ser el necesario vigilante de la verdad contra los abusos de poder, es, y ha sido siempre, una correa de transmisión de los objetivos, las falsedades, los mezquinos intereses y las ansias de perpetuarse de primer, segundo, tercero y hasta el cuarto poder mismo. Es lamentable que en nombre de nuestra libertad se nos menosprecie, que las comilonas entre políticos y periodistas se zanjen con promesas por ambas partes de prebendas y ocultaciones. Es tan sofisticado ya el entramado, que podemos encontrarnos a periódicos sacando partido a destapar la corrupción del PP y en su editorial apoyar sin tapujos los logros de gobierno y por ende su reelección. Siempre dirigidos por facciones o traiciones de carácter casi cortesano, los periodistas se califican unos a otros como Fulanin está siempre "bien informado".

Ilustración: Surfuro
Ilustración: Surfuro

El sacar a la luz casos de corrupción ya no es sinónimo ni de imparcialidad, ni de democracia saludable, ni de saneamiento de nuestras instituciones. Ahora siempre nos quedan serias dudas sobre el motivo de su publicación. Es triste ¿no? ¡Es muy triste, si!…Y luego está Aznar, Aznar es el último muro. Ni El Mundo, ni Ok diario ni ninguno de los perversos medios que se ponen la medalla del periodismo de investigación imparcial, osan llegar a él. Mister Xs hay muchos, no solo lo era supuestamente el Felipe de antaño que usaba al Gal como azote vengador con la secreta aprobación del PP. Mister Y y Mister Z desarrollaron estrambóticas conspiraciones sobre atentados, falseamientos burdos de la realidad y todo tipo de tropelías. Siempre no hay que olvidarlo, para que el pueblo esté informado, para que la verdad resplandezca.

El arte para estos periodistas es el siguiente: Tú dime lo que quieres y lo que me vas a dar. Yo te guardo esta confidencia y tú me sigues dando carnaza. Si quieres que tumbemos a Fulano…, vale tanto; si quieres que pongamos a Mengano, lo otro. Esta complicidad de diversos medios en una "verdad oculta" que no sacan a la luz por nuestro bien, porque ellos realmente sí saben lo que nos conviene, ha llegado a extremos insoportables. Los dosieres venidos directamente de Interior, la sombra de la vicepresidenta detrás de todas las investigaciones ordenadas "por España", las manipulaciones en masa de la opinión sobre tomas de poder dudosamente democráticas en partidos como el PSOE, en el seno de la misma profesión como el caso Cebrián, el aupamiento de dudosos dirigentes como la peronista rociera o el ensalzamiento de Felipe por quienes lo acusaron en el pasado, dan la talla de lo que es una profesión canalla, pervertida, corrupta y vergonzosa. Cuando las agencias de extracción de datos personales sustituyen al teletipo de antaño, la ponzoña y la basura imperan sobre los ciudadanos indefensos.

El periodismo, esa carrerita tan dicharachera, tal vez debería empezar a practicarse a partir de los 110 años de estudio continuado, o si no, a través de pasquines, gacetillas o fanzines que directamente nos muestren su verdad.

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