Lía Lez: “Una mujer conectada con su ciclo menstrual es una mujer con capacidad de tomar decisiones conscientes”

Lía Lez es trabajadora social. Vive a caballo entre Zaragoza y Colima (México) donde gestiona proyectos de desarrollo comunitario. Su actividad está enfocada a promover el empoderamiento de las mujeres desde el enfoque de la salud y la ginecología activa.

Lía Lez durante la entrevista. Foto: Pablo Ibáñez (AraInfo)

Cuando Lía Lez entra en La Ciclería le asoma en el rostro una expresión de sorpresa y satisfacción. No conocía este sitio y es encantador, parece decir. Suena una música con encanto pero un poco fuerte. Nos acercamos a la barra y el volumen desciende lo suficiente para que no interrumpa nuestra conversación. Al llegar el momento de las fotos, hay que apartar mi mochila porque su color rojo es demasiado llamativo. Antes de comenzar, Lía se retira el pelo de la cara, y yo siento envidia de su capacidad para desplegar una bonita sonrisa delante de la cámara.

¿A qué te refieres cuando hablas de ginecología activa?

Lo primero es que no es un término mío, me lo enseñó mi maestra Jimena Chalchi, una mejicana que está trabajando muy duro allí. Lo que hace este concepto es romper con la idea de ginecología asociada a un sitio frío y un señor con bata. En el propio desglose de la palabra gyn es la mujer, ecos sería el entorno, el funcionamiento, el orden, y logos es el estudio y la acción. Sería entonces el estudio del orden del funcionamiento de la mujer, pero mucho más allá del aparato reproductor, la ginecología tiene que ver con la construcción del ser mujer en una sociedad. Y activa es como un juego de movimiento, porque en la práctica de la ginecología actual la mujer es paciente, completamente pasiva de su propio cuerpo. Con la ginecología activa se busca que la mujer sea activa de su cuerpo, que sea muy consciente de lo que le está pasando con su cuerpo en todo momento. Es investigación, práctica de forma individual o en grupo y mantenimiento o transmisión de saberes relacionados a la mujer. Es decir, cuidado y fluidez en sus ciclos, tomando en cuenta aspectos individuales y colectivos. Es autoconocimiento y autogestión.

Y si una mujer te dice que le duele mucho la regla, ¿qué le respondes?

Es muy habitual que a las mujeres nos duela por muchas circunstancias. Por cómo nosotras mismas percibimos la propia menstruación, que a veces la tenemos como un castigo. Concebimos el ciclo menstrual como la condena de ser mujer. Si una mujer me dice que le duele mucho el ciclo menstrual le diría que se puede trabajar, que hay muchas herramientas que puede emplear para que ese dolor se vaya pasando poco a poco. Te sirve para muchas cosas ser consciente de tu ciclo menstrual, porque muchas veces el dolor viene de no vivir ordenadas con nuestro ciclo menstrual.

Otros tabús son el de la suciedad, o el de que es algo que hay que esconder.

Lo que está claro es que es algo que tenemos muy arraigado. Yo he hablado con mi abuela sobre la menstruación, le digo que las niñas no tendrían que ir al cole cuando están con su ciclo menstrual, que tendrían que descansar, y me regaña: ¡pues toda la vida hemos ido! Yo entiendo que ella tiene muy arraigado cómo se tiene que vivir el ciclo menstrual. Actualmente no hay una libertad para que tú vivas tu ciclo menstrual como tú quieres.

Félix Rivas y Lía Lez durante su encuentro en La Ciclería. Foto: Pablo Ibáñez (AraInfo)
Félix Rivas y Lía Lez durante su encuentro en La Ciclería. Foto: Pablo Ibáñez (AraInfo)

A lo mejor es que en las últimas décadas ha habido un esfuerzo tan grande entre las mujeres para demostrar que estaban a la misma altura que los hombres, que ahora le puede chocar a tu abuela reconocer que en algunas fases es mejor que la mujer descanse y se retire.

Bajo mi punto de vista este tema de la igualdad es un arma de doble filo para la mujer porque claro que nos tenemos que tratar como iguales pero partiendo de que somos diferentes. Nuestra base biológica es muy diferente. Por ejemplo en el aspecto laboral una mujer no tiene el mismo rendimiento por cómo es su energía durante el ciclo menstrual. Y eso está relacionado con el ciclo hormonal que es el que regula el ciclo menstrual. No se considera a la mujer desde la igualdad y para mí esa lucha por los derechos laborales debería incluir la realidad del ciclo menstrual, porque no es igual una mujer que un hombre. No se le puede pedir un rendimiento igual, y no quiere decir que sea menos, solamente que no es lineal.

Es como que el molde que se tiene en cuenta es el de una persona sin ciclo menstrual y se intenta meter a la mujer en ese molde.

Y ni siquiera sé si los hombres son tan lineales como asumimos. Tal vez es como desde el sistema patriarcal se está asumiendo al hombre. Yo no las tengo todas conmigo porque nada es así de lineal en la naturaleza. Igual la mujer tenemos esa ventaja, menstrual, que nos permite recordar cómo es esa naturaleza que nosotras tenemos.

Un discurso que se suele escuchar respecto al ciclo menstrual es su vinculación con la maternidad como su única justificación.

Claro que la posibilidad de procrear es uno de los pilares de la menstruación. De hecho desde teorías evolutivas, la menstruación es parte de un complejo proceso de cambio y adaptación del cuerpo humano femenino que permitió la posibilidad de poder quedarse embarazadas cualquier mes del año, una importante diferencia con el resto de mamíferos que tienen periodos más limitados de gestación. Aunque parezca simple, tuvo importantes implicaciones en el desarrollo de los grupos humanos como los conocemos actualmente.

Pero no es solamente la maternidad, la menstruación también tiene que ver con la energía sexual, una mujer no tiene el mismo deseo sexual en un momento del ciclo que en otro. Tiene mucho que ver con la energía creativa, no solo con procrear. Todo lo que tiene que ver con la creatividad en tu vida está muy vinculado con el ciclo menstrual. Tiene mucho que ver con los estados de ánimo de la mujer. Ya tiene un nombre médico, el síndrome premenstrual, y se asume como una patología.

Para mí siempre está la cuestión del exterior, hacia fuera siempre tienes que estar de una forma, por ejemplo tienes que presentar una imagen respecto a tu forma de vestir, maquillaje..., pero tú no estás siempre igual. En general, los días posteriores a tu menstruación tienes mucha energía, tienes muchas ganas de hacer cosas, y los días de antes no tienes ganas de ver a gente porque tu cuerpo está haciendo un trabajo muy fuerte. Pon ahora cómo funciona la sociedad y cómo la mujer se integra en ella. Eso está generando dolor, muchos dolores del ciclo menstrual, que se están materializando en enfermedades evitables si la mujer fuese más consciente y escuchara a su cuerpo.

Y a mí me ha resultado muy curioso, tanto en Méjico como en España, que el discurso público de la salud de las mujeres se ha focalizado mucho en los cuidados al pecho. Y nuestra matriz también es importante y también hay que hacer revisiones. ¿Por qué no nos enseñan a explorarnos la vagina, a prevenir el cáncer de cuello uterino? La vagina sigue siendo como el agujero tabú, el agujero prohibido. Y pienso que tiene que ver con que la mujer siga estando alejada de su sexualidad porque es el hombre el que tiene ese control de la mujer y de su sexualidad. Es lo que se trabaja desde la ginecología activa, que la mujer pueda tener control de ella misma, que tenga la capacidad de diagnosticar un problema a tiempo, la raíz del mismo y tratamientos para curarlo lo menos agresivos que sea posible.

Foto: Pablo Ibáñez (AraInfo)
Foto: Pablo Ibáñez (AraInfo)

¿Qué piensas de los formatos de gestión práctica del sangrado?

Desde mi punto de vista, los tampones y las compresas son métodos agresivos, y sirven para recoger la sangre de una forma que no se vea en la medida de lo posible. Y empieza a haber estudios que dicen que los componentes que utilizan para su fabricación, con la humedad de la zona, están siendo fuente de enfermedades para la mujer. Las pastillas son peligrosas porque son como una falsa menstruación, están alterando tu ciclo hormonal y tu ciclo hormonal tiene un sentido dentro de tu cuerpo. Tenemos que ver al cuerpo completo, esto también es algo muy importante de la ginecología activa. Aunque no lo parezca, tenemos muchos puntos que están en contacto, que reflejan situaciones en los órganos de dentro. Hay muchas veces que enfermedades de la matriz tienen que ver con los riñones, y se tienen que trabajar desde los riñones, no es necesario extirpar la matriz.

Cuando tú no ves tu sangre lo que ocurre es que no sabes lo que está pasando en tu cuerpo. Tienes que mirar tu sangre, tienes que ver qué está pasando en tu cuerpo a través de tu sangre. Y con estos métodos como la compresa o el tampón ya no puedes ver tu sangre ni la puedes oler. Y esto rompe con algo importante y es que la mujer no tenga asco de su sangre. En realidad es lo contrario, la menstruación tiene muchas propiedades, te puedes hacer mascarillas con tu menstruación y te va a rejuvenecer tu piel porque son células-madre que no han sido fecundadas. Puedes utilizarla para la tierra. Aragón está seco, y las mujeres de Aragón están tirando su menstruación a la basura cuando podían estar generando tierra fértil.

La copa menstrual ha sido una revolución. Está muy bien, porque no generas basura y es un producto menos agresivo para la vagina porque no absorbe, solo recibe. Pero finalmente sigue estando esa idea de seguir con tu vida normal. Eso es peligroso porque cuando la mujer tiene su sangrado necesita su espacio, no se trata de continuar con tu vida como si no tuvieras tu sangrado. Puedes, se ha hecho durante mucho tiempo pero no es que no haya pasado nada, es que lo que ha pasado se ha silenciado. Ha pasado que había mujeres enfermas, cansadas, tristes, enojadas con esa condena menstrual, estábamos construyendo mujeres que estaban enfadadas con su esencia de mujer.

¿Y a ti de dónde te nació este interés por lo menstrual?

Me nació porque antes me dolía mucho la menstruación, con 16 y 17 años. Tenía periodos de sangrado de muchos días, de cama y de mucho dolor. Tomaba tres ibuprofenos al día y mi mente me decía, ¿pero cómo puede ser que mi cuerpo me haga esto? Con 17 o 18 años empecé a contactar con mujeres que estaban trabajando con su ciclo menstrual. Luego llegaron los círculos de mujeres y ahora, fruto de mucho trabajo, tengo sangrados de tres días como muchísimo y no tengo dolor. La menstruación se puede vivir de una forma muy bonita, a mí me gusta sentir cómo sale tu menstruación, no es un orgasmo pero es una sensación similar si tú te la dejas sentir así. Claro, a esas mujeres que están en cama, cinco días medicadas, les dices que puede ser como un orgasmo y muchas se me ríen.

Lía Lez. Foto: Pablo Ibáñez (AraInfo)
Lía Lez. Foto: Pablo Ibáñez (AraInfo)

¿Qué es un círculo de mujeres?

Es un espacio donde se reúnen las mujeres, siempre en círculo porque ahí todas las mujeres somos iguales, con una biografía cada una pero con algo que nos une mucho y es esa condición de ser menstrual. En cada círculo se trabaja de distinta forma pero sobre todo es un espacio donde las mujeres nos sustentamos a nosotras mismas en esa circunstancia de ser mujer en una sociedad en contra de esa naturaleza de la mujer como ser menstrual. Pueden hablar y hacer prácticas menstruales, yo les digo así, desde meditaciones hasta posiciones con el cuerpo, debates, salidas al campo... Allí la mujer aprende a conectarse con su cuerpo y generalmente lo hace a partir de las experiencias de las demás porque son lugares sobre todo de diálogo. No solo es importante la práctica menstrual a nivel individual, lo que tú puedas hacer, sino también lo que puedas hacer en grupo. Los círculos de mujeres son fundamentales para fundar una nueva cultura menstrual. Y el siguiente paso son los hombres, es importante integrar a los hombres en este camino de reconocernos nuevamente como mujeres cíclicas menstruantes.

Una última pregunta, imagínate que tengo una hija de unos doce años que le va a venir pronto la regla ¿Qué me recomendarías que le dijera?

De entrada sería importante decirle que va a empezar una etapa de su vida de muchos años en la que los cambios corporales van a ser constantes, que tiene que mirarse mucho su cuerpo y no tiene que asustarse de los cambios, al contrario, tiene que querer ese cambio que está sucediendo. También que supiese que puede ser madre a partir de su primer sangrado, entonces tiene una responsabilidad como mujer y como cuerpo que puede albergar una vida. Yo le diría que observe su menstruación, su sangre, que se explore, que reconozca cómo es su cuerpo, su vagina, su pecho, que esté siempre en constante observación. Que el cambio va a ser parte de la vida, y que cada momento de sangrado es una oportunidad para soltar, no solo sangre sino también sensaciones, ilusiones, miedos...

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