Las mentiras de los académicos

LA MAREA | Nuria Valera | No pidieron disculpas. Tampoco rectificaron. El jueves, durante la presentación del libro 'El buen uso del español', nacido de la Real Academia, tanto el presidente de la misma, José Manuel Blecua, como el académico Salvador Gutiérrez, justificaron lo injustificable: las acepciones machistas y ofensivas que contiene el diccionario y mintieron en sus argumentaciones. José Manuel Blecua, aseguró que “el diccionario no es fijo, sino que lleva en continua evolución desde 1713" y añadió que no se puede buscar en el diccionario “la solución para las injusticias de una sociedad machistas como es esta”. Sus …

Una imagen del Diccionario de la Real Academia, del que se imprimirá una nueva versión en 2014.
Una imagen del Diccionario de la Real Academia, del que se imprimirá una nueva versión en 2014.

LA MAREA | Nuria Valera | No pidieron disculpas. Tampoco rectificaron. El jueves, durante la presentación del libro 'El buen uso del español', nacido de la Real Academia, tanto el presidente de la misma, José Manuel Blecua, como el académico Salvador Gutiérrez, justificaron lo injustificable: las acepciones machistas y ofensivas que contiene el diccionario y mintieron en sus argumentaciones.

José Manuel Blecua, aseguró que “el diccionario no es fijo, sino que lleva en continua evolución desde 1713" y añadió que no se puede buscar en el diccionario “la solución para las injusticias de una sociedad machistas como es esta”. Sus palabras suenan bien pero esconden la realidad. El diccionario de la RAE, en la entrada de la palabra mujer, mantiene hasta seis acepciones de prostituta. Mujer del arte, prostituta; mujer del partido, prostituta; mujer pública, prostituta… así hasta seis. ¿De verdad Blecua considera que esa entrada refleja evolución? ¿Cuando Blecua dice mujer del partido está llamando prostituta a la susodicha?

No contento con ello, Blecua aseguró que no se puede pretender que un libro modifique el léxico, sino que lo que hay que modificar son las estructuras sociales que hacen posible que se use en un determinado sentido, algo que no es tarea de un diccionario. La pirueta argumental de Blecua es notable. Difícilmente encontraremos a alguien que utilice mujer del arte como sinónimo de prostituta, por ejemplo. El listado sería interminable. Solo un ejemplo más. Huérfano, según el DRAE: 1. adj. Dicho de una persona de menor edad: A quien se le han muerto el padre y la madre o uno de los dos, especialmente el padre. U. t. c. s.

La coletilla “especialmente el padre”, ni responde a ninguna evolución ni responde a ninguna estructura social, solo evidencia la institución ideologizante que es la Real Academia, una institución humana que crea normas y se otorga una autoridad que no tiene puesto que no solo no refleja el uso actual de la lengua y su evolución sino que se resiste a los cambios sociales en todo lo que concierne a las mujeres.

La lengua lo permite, por supuesto, quienes no lo permiten son algunos académicos. Mintió ayer Salvador Gutiérrez, no cuando dijo que “el diccionario tiene la obligación de registrar lo que está en la lengua”. Mintió al añadir: “Si una acepción tiene respaldo en el uso, se incluye”. No es cierto. La RAE estuvo cerrada a las mujeres durante 300 años y cuando abrió las puertas a algunas de ellas no cambió ni su ideología, ni sus formas, ni sus normas en lo que a las mujeres se refiere. La RAE continúa siendo esa institución especialmente ideologizante que, entre otras muchas mujeres brillantes y cultas, ya denunciara María Moliner cuando señaló los prejuicios, olvidos y errores de la Academia y se propuso construir un diccionario que sirviera para todo el mundo,

El lenguaje no es capaz de imponer o reprochar nada por sí mismo, como diría Lewis Carroll. Son los académicos quienes lo hacen. El femenino está buscando su sitio y en vez de ayudar y apoyar, la RAE se resiste e incluso se enfada y lejos de registrar lo que está ocurriendo -como aseguran que hacen-, reprochan los cambios, los nuevos usos y las nuevas expresiones que se van popularizando con la intención de hacer un uso más inclusivo, de nombrar lo que está oculto, de visibilizar lo que durante mucho tiempo se ha pretendido esconder.

No es cierto que el masculino sea genérico. El masculino es masculino. No es cierto que sea un género no marcado e inclusivo. El masculino no tiene esa capacidad. Si acaso la tendría el femenino por el remitir a persona. Nombrar en femenino no daña, todo lo contrario, revitaliza y enriquece. Usar genéricos no entorpece la comunicación, la mejora. Los académicos se equivocan al pretender mantener una visión masculina del mundo. Por mucho que se empeñen en disimularlo, es obvio que sus normas son reflejo de su ideología no del uso de la lengua ni de la realidad cotidiana de los hombres y mujeres actuales.

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