La protesta de Kaepernick, de la NFL a los institutos

El gesto que iniciara el quarterback de los 49ers, hincando una rodilla en el suelo mientras suena el himno norteamericano en protesta por el abuso policial contra las minorías étnicas, se extiende también por el deporte base estadounidense

Colin Kaepernick. Foto: Seatacular (CC BY-NC-SA 2.0)

Cuando en Estados Unidos alguien se atreve a ignorar, e incluso despreciar, símbolos patrios como el himno o la bandera, las alarmas saltan en una población alienada en la que el patriotismo inducido durante décadas, en una suerte de propaganda vital, ha hecho tanta mella que son incapaces de ver más allá de las barras y estrellas.

Si quien lo hace es el quarterback de los 49ers, del siempre patriótico espectáculo del fútbol americano, y lo hace en protesta por el abuso policial contra las minorías étnicas, con la sencillez, pero también valentía, con la que Colin Kaepernick lleva haciéndolo desde el mes de agosto, extendiendo el gesto por todos los rincones del país y en diferentes deportes; la protesta empieza a complicarse para quienes desde los poderes económicos y políticos dan algo por hecho, que en Estado Unidos, por graves que sean los problemas, siempre les unirá la bandera.

Corría el mes de agosto cuando Kaepernick decidió hincar una rodilla en el suelo mientras se interpretaba el "The Star-Spangled Banner". Alrededor, el resto del estadio, espectadores, jugadores, cuerpos técnicos, personal y periodistas permanecían en pie, con la mano en el corazón, entonando aquello de "¡Y la bandera, tachonada de estrellas, triunfante ondeará sobre la tierra de los libres y el hogar de los valientes!".

El quarterback de los 49ers hubo de sincerarse ante la prensa, y lo hizo con una contundencia que muchas no esperaban. "No voy a mantenerme de pie para demostrar orgullo por la bandera de un país que oprime a la gente negra y a la de color. Para mí, esto es más grande que el fútbol americano en sí mismo. Y sería egoísta por mi parte mirar hacia otro lado. Hay cadáveres en las calles y gente que cobra un sueldo y escapa con un asesinato a sus espaldas".

Según la web mappingpoliceviolence.org durante 2016, al menos 234 personas de color han resultado muertas a manos de la policía; el 30%, según las mismas fuentes, iban desarmadas, tal y como se ha podido comprobar en diferentes vídeos difundidos por las redes sociales. Más del 95% de los policías involucrados en este tipo de muertes queda absuelto en Estados Unidos.

Las altas estadísticas de fallecimiento de personas de color y otras minorías étnicas a manos de la policía estadounidense han provocado grandes protestas a lo largo del país. La más conocida la que, tras la absolución George Zimmerman, el policía que asesinó a Trayvor Martin, estudiante de secundaria de 17 años de edad, se conoce como Black Lives Matter, "Las Vidas Negras Importan".

En ese contexto, tras otras protestas y decenas de asesinatos a personas desarmadas,  comienza Kaepernick con su solitaria protesta. Desde ese momento ha sufrido el linchamiento inicial, pero también el apoyo, en una protesta que ha visto extenderse dentro del fútbol americano profesional. Entre otros han protestado durante la interpretación del himno el linebacker Brandon Marshall de los Denver Broncos; Michael Thomas, Arian Foster, Kenny Stills y Jelani Jenkins de los Miami Dolphins; Jurrel Casey, Jason McCourty y Wesley Woodyard de los Tennessee Titans, que protestaron con el puño levantado durante el himno; En los Kansas City Chiefs fue Marcus Peters; Kenny Britt, de Los Ángeles Rams, hincaría la rodilla también como protesta; y el equipo completo de Seattle Seahawks, protestaría con los 53 componentes abrazados y cabizbajos mientas sonaba el himno norteamericano.

El gesto se ha extendido a otros deportes, y así, la futbolista Megan Rapinoe, centrocampista de la selección nacional y de los Seattle Reing, a primeros de septiembre, antes de un partido con su equipo decidió arrodillarse en solidaridad con las protestas de Kaepernick. Rapinoe afirmaba que "siendo lesbiana en EEUU, se lo que quiere decir mirar la bandera y no ver protegidas tus libertades. Es importante que los blancos apoyen y estén junto a la gente de color". El miércoles 21 de septiembre, en la WNBA, el equipo completo de baloncesto femenino de Indiana Fever, decidió arrodillarse durante la interpretación del himno antes de la final de los play off.

Lejos de los grandes estadios y sin la perfecta iluminación de sus grandes focos otros más modestos han comenzado a protestar en el mundo del deporte amateur y escolar. Durante el pasado mes de octubre muchos han sido los equipos de instituto en los que la mayoría de sus jugadores han hincado una rodilla en tierra mientras sonaban las notas de “La bandera tachonada de estrellas”.

Jugadores y jugadoras en los Aurora Central Trojans, Garfield High School de Seattle, Castlemont en Oakland, California; Woodrow Wilson en Camden, Nueva Jersey;  Mission High en San Francisco. En Omaha Central High School, animadoras y músicos de la banda se han unido a la protesta. Y en Beaumont, Texas; los Bulls de Beaumont de 11 y 12 años de edad también han realizado una protesta, recibiendo una gran variedad de amenazas en las redes sociales, que pasan por el linchamiento de sus entrenadores y el sacrificio de los jóvenes jugadores.

Quizá esos comentarios son la muestra de la crueldad de un país de marcado carácter racista y de innegables impulsos asesinos. Un país que a día de hoy se debate entre elegir como presidente a aquella mujer, Hillary Clinton, que con sus decisiones llevó la guerra a Libia sumiéndola en el caos y que ya ha anunciado pretende intensificar la violencia en Ucrania o en Siria; o a un magnate loco y racista como Donald Trump, que no tardó en arremeter contra Kaepernick, al que instó a "buscar otro país que sea mejor para él".

El mérito de Kaepernick es haber generado esas protestas sencillas, sin grandilocuencia, las de los equipos pequeños de institutos y barrios, alejadas de los grandes medios de comunicación, que pueden contribuir a generar un cambio.

Al fin y al cabo, nada parece que vaya a cambiar desde las grandes esferas estadounidenses. Como resumía el propio Kaepernick a la prensa tras el primer debate entre Trump y Clinton: "Para mí, fue embarazoso ver que estos son nuestros dos candidatos. Ambos son probados mentirosos, y casi parece que estuvieran tratando de dilucidar quién es menos racista. […] Se trata de escoger el menor de dos males, pero al final, sigue siendo el mal".

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