Resultaría difícil entender que se concediesen los permisos necesarios para acometer una macrogranja en el término municipal de Biel, a unos 8 kilómetros aguas arriba de la población de El Frago (Altas Cinco Villas).
El propósito es una explotación para 8.000 lechones que necesitaría una perforación para alcanzar las aguas subterráneas del río Arba de Biel, al que la población de El Frago debe totalmente su abastecimiento de agua potable. Si esta macrogranja se llevase a cabo y se realizase dicha perforación, no sólo degradaría irremediablemente el cauce del río Arba (ya en una situación delicada por la extrema sequía), si no que privaría de agua de boca a la vecina población de El Frago.
Este sería uno de los macroproblemas, pero existen otros que quizás no se han comentado. Dicha perforación supondría un desastre para los ecosistemas del río. Desaparecerían especies emblemáticas, algunas muy amenazadas, como el martín pescador (Alcedo atthis) o el mirlo acuático (Cinclus cinclus), ambas indicadoras de las aguas no contaminadas; también otras, como lavanderas, carriceros, etc. Extenso sería hablar de anfibios (tritones, sapos, ranas, etc.) y, por supuesto, de los peces, como la lamprehuela (Cobitis calderoni), ya casi extinguida, o del mismísimo barbo (Barbus bocagei), cada vez más escaso.
Dicha actuación, no sólo damnificaría a los vecinos de El Frago, que tendrían gravísimos problemas para el abastecimiento de agua, sino que arruinaría de forma irreversible los hábitats del río Arba. Y luego se nos llena la boca con la palabra sostenibilidad…
