El Encuentro de Patrimonio Fotográfico se cierra con dos publicaciones que sacan a la luz los fondos de Julio Escartín y Vicente Bellosta

Compartieron la época en la que la fotografía comenzaba a ser un artículo de consumo, ambos fueron fotógrafos aficionados pero con amplios conocimientos y ahora las fotografías de Julio Escartín y Vicente Bellosta también coinciden en el tiempo, con dos nuevas publicaciones centradas en su mayor afición: retratar todo lo que acontecía a su alrededor

Participantes en el Encuentro del Patrimonio Fotográfico de Aragón. Foto: Javier Blasco | DPH

La Diputación de Uesca (DPH) ha cerrado este viernes el primer Encuentro de Patrimonio Fotográfico en Aragón que ha puesto de manifiesto el buen estado de salud en su conservación y el compromiso de todos los agentes implicados, con la participación de un centenar de personas que han contribuido al debate actual sobre la gestión y divulgación del amplio archivo fotográfico de Aragón. De ahí que deje como legado dos publicaciones monográficas de Julio Escartín y Vicente Bellosta, ambos fotógrafos aficionados que destacaron a mediados del siglo pasado y cuyos fondos conserva la Fototeca oscense.

Al clausurar esta cita, la diputada de Cultura, Berta Fernández, ha asegurado que es la forma de “seguir avanzando para que el ámbito fotográfico sea visto como lo que es, una herramienta para salvaguardar la memoria y no solo eso, sino que hemos podido ver que estos foros pueden abrir nuevas líneas de estudio y sacan a la luz archivos hasta ahora prácticamente desconocidos”. Se muestra satisfecha de esta primera experiencia que da continuidad a “la labor de vanguardia en cuanto a la gestión y adopción de metodologías innovadoras de los profesionales que trabajan en este ámbito”.

En este sentido, se ha referido de forma expresa a la propia Fototeca porque desde su puesta en marcha hace cerca de 30 años “es un instrumento vital de la política cultural y forma parte de manera transversal de muchas de nuestras actividades, facilita que sean posibles nuevas iniciativas y productos culturales”. Entre las novedades que han visto la luz, dos nuevos títulos de la colección de la Fototeca que ha editado la DPH contando con Virgina Espa y Ramón Lasaosa.

Este historiador oscense muestra en la publicación cómo fotografió la vida Julio Escartín, oscense de principios del siglo XX y cuyo fondo incluye alrededor de 3.000 imágenes que realizó durante más de cincuenta años este fotógrafo y veterinario de profesión. Un centenar aparecen recogidas en las páginas de este libro como reflejo, ha afirmado Lasaosa, “de la esencia de este fotógrafo” que para él tiene dos ejes “por un lado su labor profesional, hacía fotos de animales, de instalaciones agropecuarias, cosas relacionadas con su trabajo y también tiene una vertiente más familiar, con muchos retratos de su familia y de acontecimientos señalados”. Es un álbum familiar que de esta forma pasa de la esfera íntima a la pública.

Por su manejo de la cámara, el trabajo de Escartín llama la atención por su capacidad de usar la técnica para dotar de singularidad a cada imagen, especialmente a través de su interés por el tratamiento de la luz y su fondo construye un relato de la ganadería en territorio altoaragonés. Como recordaba su hija Julia, “siempre llevaba colgada del cuello su cámara y cogía antes su cámara que la maleta cuando nos íbamos de viaje”.

Quien también ha acudido a esta presentación ha sido Pedro, el hijo de Vicente Bellosta cuyo trabajo fotográfico es el hilo conductor de la otra publicación que lleva la firma de Virginia Espá, historiadora, artista y docente. Debido a su interés por la relación entre fotografía y memoria familiar, Virginia ha buceado en las más de 1.500 imágenes que componen el archivo Vicente Bellosta López para reunir una selección que profundiza en la idea de un fotógrafo aficionado ejemplar.

Analizando las instantáneas que descubre esta publicación se puede apreciar cómo su labor profesional de funcionario le llevó a recorrer la provincia, dejando inmortalizados sus viajes en sus fotografías de paisajes. También es relevante, en palabras de la propia Virginia, el hecho de que “continúa con la tradición de lo que se había hecho en generaciones anteriores a la guerra, inventariar el patrimonio histórico y paisajístico”, a la vez que habla de otra peculiaridad “que es un archivo como de padre de familia”. En su legado fotográfico sobresale el elemento humano, que se abre paso en cada fotografía gracias a la enorme pericia técnica y artística en el manejo del objetivo.

El postalero Antonio Gómez Sicilia

La segunda jornada ha servido de nuevo para conocer las experiencias que se están llevando en el campo del patrimonio fotográfico desde diferentes entidades como el Centro de estudios literanos, el grupo fotográfico Apertura Monzón o el Centro de estudios del Jiloca, también se ha expuesto el buscador de los archivos fotográficos en Aragón (DARA) y otras soluciones a medida que están utilizando en el inventario de los fotógrafos del Alto Aragón por parte de la Fototeca. Es lo que han expuesto los técnicos Esteban Anía y Fernanda Góme, antes de abordar el papel de las instituciones en la gestión de este patrimonio donde se ha contado con Elena Rivas por el Ayuntamiento de Zaragoza, María Teresa Iranzo por parte del Gobierno de Aragón, desde el Archivo Provincial de Zaragoza, Juan Carlos Lozano desde la Universidad de Zaragoza y José Miguel Pesqué, del área de Cultura de la DPH.

Además de estas experiencias, la ponencia a cargo del editor y periodista jacetano Sergio Sánchez ha mostrado al público participante los hallazgos de la investigación llevada a cabo de Antonio González Sicilia y su inmensa labor como postalero, fruto de la ayuda a la investigación Ángel Fuentes de Cía de la DPH.

Autor/Autora

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de nuestra política de cookies, pincha el enlace para más información.

ACEPTAR
Aviso de cookies