El auténtico escrache viene de un gobierno que pisotea los derechos del pueblo y lo mata de hambre

¿Quiénes son más fascistas? ¿Los que se manifiestan exigiendo el fin de los desahucios o quienes los propician para seguir enriqueciendo a la mafiosa banca y a ellos mismos? ¿Los que promueven la usura y la miseria del pueblo o aquellos que se movilizan para evitar un genocidio social de consecuencias devastadoras? Cientos de miles de familias desahuciadas de sus viviendas en pocos años en la "España del trapicheo" y el ladronismo de guante blanco. Niños y niñas, personas mayores, mujeres embarazadas, enfermos terminales, gente discapacitada expulsados de sus hogares por una judicatura al servicio del capital, junto a una …

escrache 5Quiénes son más fascistas? ¿Los que se manifiestan exigiendo el fin de los desahucios o quienes los propician para seguir enriqueciendo a la mafiosa banca y a ellos mismos? ¿Los que promueven la usura y la miseria del pueblo o aquellos que se movilizan para evitar un genocidio social de consecuencias devastadoras?

Cientos de miles de familias desahuciadas de sus viviendas en pocos años en la "España del trapicheo" y el ladronismo de guante blanco. Niños y niñas, personas mayores, mujeres embarazadas, enfermos terminales, gente discapacitada expulsados de sus hogares por una judicatura al servicio del capital, junto a una casta política sin escrúpulos para seguir llenando sus bolsillos de dinero manchado de sangre.

Tras esta devastación que ha dejado en la calle sin nada a millones ciudadanos y ciudadanas, las damas de la peineta del sobrecogido partido gobernante salen de la caverna para seguir vomitando sandeces, acusando a la PAH y a Stop Desahucios de violentos nazis. Hasta la misma ultraderechista Esperanza Aguirre se arrancó con acusaciones y sus típicos insultos de boca sucia, calificando a estas organizaciones de ser como las Juventudes Hitlerianas.

Cuanto saben estas beatas señoras de Hitler, Franco, Mussolini, Pinochet y otros asesinos fascistas, tan cercanos ideológicamente de sus postulados neoliberales, que hasta les tapan sus brutales crímenes como hacen en el Estado español con el franquismo, al que el Partido Popular aún no ha condenado, ocultando premeditadamente el genocidio cometido sobre más de doscientos mil republicanos y republicanas, esforzándose siempre en evitar que se abran las fosas comunes, que se descubran los nombres de los criminales, de los torturadores, de los violadores de derechos, de los ladrones de niños y niñas durante toda la dictadura y parte de esta cleptodemocracia del sobre y el latrocinio.

La misma secretaria general del PP, la ínclita, “capiosa”, bien casada y multimillonaria Cospedal, se siente aludida y se queja públicamente, acusando de violentos terroristas a quienes hacen los escraches que sufren sus amigos de partido, que precisamente vienen de alguien que adjudica hospitales públicos a cierto presunto familiar muy cercano, que privatiza todo lo público, que despide y condena a la indigencia a miles de trabajadores/as de la administración pública, la misma señorona que intentó cargarse las urgencias de los pueblos más alejados de Castilla, condenando a sus vecinos a morir en las carreteras hasta llegar al centro sanitario más cercano.

¿Quiénes son más fascistas? ¿Los que se manifiestan exigiendo el fin de los desahucios o quienes los propician para seguir enriqueciendo a la mafiosa banca y a ellos mismos? ¿Los que promueven la usura y la miseria del pueblo o aquellos que se movilizan para evitar un genocidio social de consecuencias devastadoras?

¿Dónde queda la verdad y dónde la mentira o acaso la hipocresía más criminal?

Los nazis también robaban las casas de los judíos antes de torturarlos y gasearlos hasta la muerte, sus desahucios se hicieron famosos en todo el mundo y los justificaban como algo necesario y legal. Ahora vienen estas caraduras de misa diaria a colocarse como víctimas, como lloronas grasientas, vomitivas, cuando ellas y su partido son culpables directas de que en el Estado español más de 6 millones de personas estén desempleadas, que casi 4 millones de niños y niñas sobrevivan bajo el umbral de la pobreza, que más de 5 millones de familias no tengan ningún ingreso, del crimen de estado que supone que 15 personas se suiciden cada día por razones económicas, que la sanidad se privatice y se regale a sinvergüenzas especuladores, que se enriquecen con el negocio de las enfermedades, el sufrimiento y la muerte.

Eso sí que es fascismo, nazismo y un verdadero holocausto contra el pueblo trabajador, una hecatombe hitleriana sobre quienes sufren los recortes sociales, las reformas salvajes que solo enriquecen a los de siempre, a las mafias, a los que viven de la miseria de los demás, los que ganan millones matando de hambre a la gente empobrecida.

Estas repipis con modelitos de alta costura, barriga llena y cuentas corrientes repletas de millones, no saben lo que es pasar necesidades, calamidades para llegar a fin de mes. Desconocen el olor a mugre de la pobreza, los ojos desconsolados de un hijo cuando mira a sus padres preguntando porque no pueden cenar esa noche, ir a clase después de un buen desayuno, dejar de contemplar el rostro desesperado de sus familiares desempleados y sin esperanza.

Cuando se les acabó el chollo electoral del terrorismo se inventaron nuevas bandas armadas de gente violenta, ahora le toca a la sociedad civil organizada y alzada contra la corrupción y el abuso de poder, a los justos y justificados escraches, a los que intentarán ilegalizar, como han hecho con tantas organizaciones que no son de su agrado y siniestra cuerda política.

Les importa una mierda que muera gente de hambre o de falta de asistencia sanitaria en cualquier recortada sala de urgencias. Su único objetivo es seguir enriqueciéndose a costa de lo que sea, caiga quien caiga.

No tienen vergüenza para seguir mintiendo, incumpliendo sus programas electorales, tomando asquerosas “decisiones dolorosas” para seguir jodiendo la vida de la mayoría del pueblo, condenándonos al hambre y la miseria, mientras ellas en sus misas se comulgan con ostias sabor a sangre obrera, a sufrimiento, a muerte, a desesperación, a suicidios por no aguantar más tanta presión, tanta tristeza, tantos saqueos y robos.

Francisco González Tejera (Viajando entre la tormenta) | Kaos en la Red

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