Dub, estado mental

DIAGONAL | Jaime Bajo | La historia del dub, ese invento tan genuinamente jamaicano que trascendió al mundo para ser abrazado y revisado por técnicos e ingenieros de sonido de los cuatro confines de la tierra, tiene su origen en un olvido. O al menos así lo han venido reflejando los jamaicanos, muy dados a engalanar con un halo de épica y misticismo todo aquello que se refiere a los nacimientos de estilos musicales de su  cosecha. Pongámonos en situación. En la Jamaica de 1967, el ska que sirvió como banda sonora a la recién adquirida independencia del Reino Unido, …

Lee "Scratch" Perry

DIAGONAL | Jaime Bajo | La historia del dub, ese invento tan genuinamente jamaicano que trascendió al mundo para ser abrazado y revisado por técnicos e ingenieros de sonido de los cuatro confines de la tierra, tiene su origen en un olvido. O al menos así lo han venido reflejando los jamaicanos, muy dados a engalanar con un halo de épica y misticismo todo aquello que se refiere a los nacimientos de estilos musicales de su  cosecha.

Pongámonos en situación. En la Jamaica de 1967, el ska que sirvió como banda sonora a la recién adquirida independencia del Reino Unido, había ido perdiendo el protagonismo en favor del rocksteady, donde favoritos del ritmo como Alton Ellis, Ken Boothe, John Holt y Delroy Wilson, o tercetos de armonías prodigiosas como The Heptones, The Claredonians, The Melodians o The Uniques dominaban las listas de éxitos interpretando versiones de clásicos del soul norteamericano de las factorías Motown, Atlantic o Stax.

En las calles, los sound systems, esas enormes discotecas ambulantes dotados de potentes altavoces,  libran una batalla en la que imponerse no es sólo cuestión de imponer tus decibelios, sino que se debe,  en buena medida, a saber realizar selecciones que hagan bailar a la concurrencia y, para qué negarlo, gozar del amparo de una de esas guardias pretorianas de rude boys de aspecto amenazante cuya  finalidad es amedrentar y sabotear a los sound systems rivales.

En la otrora capital jamaicana, Spanish Town, apenas a quince kilómetros de la actual, Kingston, Seymour Stereo Sound de Williams, Son’s Junior y The Supreme Ruler of Sound se baten el cobre en  parajes como Prison Oval o Ackee-Wackee Lawn para distinguirse como el mejor sound system. The  Supreme Ruler of Sound es el sound system de Rudolph Redwood, popularmente conocido como Ruddy,  un veterano en el negocio musical que había abierto un comercio de discos en 1957, un club de música en Port Henderson denominado Big Daddy y que había comenzado construyendo un equipo de sonido  modesto compuesto por cuatro altavoces cuya finalidad era entretener en las fiestas de amigos, aunque terminaría por convertirse en el sound system más admirado de Spanish Town.

Resulta que Ruddy había acudido a su proveedor habitual de material que difundir en su sound system, el estudio del productor Arthur ‘Duke’ Reid, Treasure Isle, entonces regentado por el ingeniero de sonido Byron ‘Smithy’ Smith, quien acababa de plasmar en acetato (prueba antes de planchar las copias en vinilo) un nuevo éxito del terceto vocal The Paragons. Recogemos las palabras del protagonista sobre el transcurso de la sesión que tuvo lugar esa noche. “Llegué a las doce de la noche y el nombre del DJ era Wicked, me presentó como “El Sr. Medianoche” del Supreme Ruler of Sound y comencé a pinchar. Puse “On the beach” y dije “voy a convertir este sitio en un estudio” y cambié de la parte vocal a la  instrumental, corté el sonido y podías escuchar el sentir de la multitud. ¡Todo el mundo estaba  cantando!”. El experimento de planchar en la cara b la versión instrumental, por descuido o no del ingeniero de sonido, había funcionado a las mil maravillas y sentado un buen precedente para próximas producciones.

A partir de entonces, muchos fueron los productores jamaicanos que se sumaron al invento. Así, las “versions” pasaron a reemplazar a las canciones que se incluían en las caras b de los singles de siete pulgadas, liberando un espacio fundamental para la creatividad del productor, que asumía el  protagonismo en detrimento de los cantantes y tercetos, y para los toasters (Count Matchuki, U Roy,  Dennis Alcapone, King Stitt), responsables de enardecer a la concurrencia que acudía a los sound systems rimando sobre aspectos de la rutina diaria y precursores en buena medida de la germinación del rap.

King Tubby, el maestro del dub

De entre los productores que dieron rienda suelta a su imaginación a partir de las “versions”, con mentes tan privilegiadas y prolíficas como las de Lee ‘Scratch’ Perry, Errol ‘ET’ Thompson, King Jammy, o Scientist deleitándose en sus mezclas con multitud de echoes, reverbs y delays, uno de ellos brillaba con luz propia.

Osbourne Ruddock nace en 1941 y a través de su sound system Home Town Hi-Fi y de su pequeño estudio de grabación ubicado en el distrito de Waterhouse, en un área suburbial de Kingston, contribuye a elevar la música jamaicana a una dimensión nunca antes conocida.

Apodado King Tubby, Ruddock es el responsable no sólo de transformar el proceso de grabación, sino de cambiar la forma en  que la música era escuchada y comprendida hasta entonces. King Tubby había comprobado, en uno de los bailes organizados por Ruddy en Spanish Town, el magnetismo que las versiones provocaban y se había propuesto plantar cara a los grandes sound systems con la ayuda del DJ U Roy. En su humilde estudio de cuatro pistas, Tubby mezclaba sobre ritmos que le facilitaban otros productores y que le cedían para que experimentara sin límites.

Autor/Autora

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de nuestra política de cookies, pincha el enlace para más información.

ACEPTAR
Aviso de cookies