
El primer aniversario de la masacre de Odessa ha pasado sin pena ni gloria, y eso que es un acondicimiento clave para entender la guerra europea que está entrando en su tercera fase.
Las noches del 2 y el 3 de mayo la periferia de Donetsk sufrío bombardeos más fuertes de los habituales, dos civiles perdieron la vida y siete civiles y tres milicianos resultaron heridos. Las hostilidades se hacen cada vez más frecuentes a lo largo de todo el frente, preludio de la batalla que se avecina. Después de las derrotas sufridas en agosto y en febrero, el ejécito de la Kiev ha concentrado tropas y técnica en número muy superior al de las milicias, cuenta con el apoyo abierto de especialistas de la Otan y con el benplácito mediático de Occidente: ni el desembarco de tropas estadounidenses en Ucrania, ni las adevertencias de la Cruz Roja, ni los asesinatos políticos en Kiev, ni la proscripción del comunismo, ni las críticas del Consejo Europeo a Poroshenko, ni el oligárquico asalto a la sede de “Ucrnafty” de los paramilitares de Kolomoisky, ni la conversación filtrada entre Cathernine Astón y Urmas Paet, ni la presencia del proscrito Saakashvili en Kiev, ni las cínicas declaraciones de Psaky sobre los turistas-refugiados, ni las ejecuciones ejemplarizantes de opositores por parte de escuadrones fascistas siembran la duda sobre la legitimidad del gobierno ucraniano.
En la otra pate, la República Popular de Donetsk y la República Popular de Lugansk se muestran incapaces de establecer un gobierno popular con proyección social. La victoria de agosto fue sucedia por el regreso de antiguos diputados y funcionarios oportunistas que restauraron el orden socioeconomico anterior. Las farsas electorales del pasado noviembre legitimizaron los gobiernos de Poroshenko en Kiev, Zajárchenko en Donetsk y Plotnitskii en Lugansk, donde los votantes recibieron su tarjeta de racionamiento en la mesa electoral. No obstante las milicias no han cedido a las amenzas, manteniendose en gran parte al margen del ejército unificado y el proyecto de Novorrossia (unidad de las dos repúblicas y poder popular) mantienen vivo el espíritu de la “primavera rusa”.
Cabe destacar que los dirigientes Plotnitskii y Zajárchenko han sufrido sendos arrestos domiciliarios, señal de que el Kremlin quiere orden en sus fronteras y el fin de la malversación de su ayuda material, de la cual depende la vida en el Donbass.
La tercera batalla por el Donbass está a punto de comenzar. Estos son los actores locales, pero la guerra tienen una marcada proyección geopolítica e ideológica: un gobierno del dinero o un gobierno para el hombre.
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[Eloy Fontán, es periodista y corresponsal en Donbass]