Ocurre cada dos años. Un grupo de jóvenes llegados de todos los rincones del planeta se encuentra en Gasteiz. El inglés o el castellano son su lengua común, pero cada uno lleva en su mochila el idioma de su hogar, el de su tierra natal. Son lenguas habitualmente amenazadas, a menudo desconocidas, “pequeñas”...
Entre el 14 y el 18 del pasado julio, la Asociación de Jóvenes Hablantes de Lenguas Minorizadas (HIGA en su acrónimo vasco) transformó el Palacio de Montehermoso de Gasteiz en la Torre de Babel de las lenguas minorizadas. Su objetivo era aprender unos de otros, compartir experiencias y, en la medida de lo posible, dotarse de nuevas herramientas para dar oxígeno y voz a las lenguas más silenciadas. A día de hoy, es uno de los principales eventos europeos de apoyo a las lenguas minorizadas.
"Las nuevas generaciones deben ser quienes tomen el relevo del pulso de la revitalización lingüística", insistía Albert Badosa, miembro de HIGA. El lingüista de 30 años subrayó la palabra "compromiso", así como la necesidad de crear un "espacio global". El desafío es enorme. Según datos de la UNESCO, de las cerca de 7.000 lenguas que se hablan en el mundo, alrededor del 40% están en peligro de desaparecer. Desde 1950 han desaparecido más de 240, y muere una cada dos semanas.
Ocho participantes en el evento hablaron con AraInfo sobre el pasado y el presente de sus lenguas. Es su futuro lo que está en juego.
Cecilia Tuyuc. 28 años, Guatemala, profesora. Kaqchikel
“La transmisión que vivimos en un contexto de racismo y discriminación nos hace creer que las lenguas como el kaqchikel no merecen atención”

En Guatemala se hablan 22 lenguas mayas, entre ellas el kaqchikel. Es una de las cuatro lenguas mayoritarias. Aunque no puedo dar una cifra exacta de hablantes, sí que puedo decir que ha sufrido un retroceso importante. La lengua se está perdiendo entre las personas menores de 40 años. Enseño kaqchikel a niños, jóvenes y adultos, tanto en la Universidad como de manera independiente y online. Coordino un proyecto de Wikipedia, donde intentamos documentar lenguas minorizadas. Edito en Wikipedia y ofrezco talleres en diversas comunidades. Enseño a editar y escribir online con el objetivo de documentar lenguas menos visibilizadas. El mayor desafío del kaqchikel es la falta de transmisión intergeneracional. La transmisión que vivimos en un contexto de racismo y discriminación nos hace creer que las lenguas como el kaqchikel no merecen atención. Preferimos aprender inglés o mandarín, pensando que nos abrirán más puertas. Es un racismo sistemático contra los pueblos indígenas el que pone en peligro a la lengua minoritaria. Cuando una lengua muere, se va con ella el conocimiento, la historia, la memoria y la cosmovisión de un pueblo. La lengua es la herramienta que protege todo eso.
Momen Talosh. 35 años, Egipto, analista de datos. Nubio
“La supervivencia del nubio es crucial para proteger nuestra historia y nuestra identidad”

El nubio se habla en la región de Nubia, que se extiende desde el sur de Egipto hasta el norte de Sudán. En Asuán, Egipto, somos alrededor de 200.000 personas las que lo hablamos. Un desplazamiento forzoso en la década de los 60 dañó seriamente la lengua; nos obligaron a asistir a escuelas árabes, lo que resultó en la exclusión del nubio de la enseñanza. Hasta el momento, no ha existido ninguna institución que haya enseñado la lengua, ni en Egipto ni en Sudán. Como trabajo en el sector de las tecnologías de la información, estamos desarrollando una aplicación llamada Nubi. Esta aplicación ofrece lecciones, canciones, libros y otros materiales relacionados con la lengua. Además, colaboramos con Sudán en iniciativas comunitarias. Hemos creado canales en YouTube para aumentar la conciencia sobre la lengua. La supervivencia del nubio es crucial para proteger nuestra historia y nuestra identidad. Tengo esperanza en el futuro y estoy convencido de que la próxima generación será mucho más numerosa. Para evitar que el nubio se extinga, es esencial fomentar su enseñanza, especialmente ahora que nuestra gente está emigrando a América y Canadá. El proceso de emigración está acelerando la pérdida de la lengua.
Mohammed Kamal-Deen. 32 años, Ghana, profesor. Dagbani
“Si perdemos nuestra lengua, perdemos todo”

El dagbani se habla en el norte de Ghana. Es una de las lenguas de la familia de lenguas Maba, con unos tres millones de hablantes. Enseño en una comunidad rural dentro del sistema educativo de Ghana. En nuestro país, el inglés es el idioma oficial, y la mayoría prefiere dar a sus hijos una educación en inglés, dejando de lado las lenguas indígenas, lo que a su vez acelera la pérdida de las lenguas locales. Este desajuste en la transmisión lingüística podría llevar a la desaparición de nuestra lengua. Sin embargo, soy optimista y le veo un futuro claro al dagbani en manos de las nuevas generaciones. Las lenguas transportan nuestra cultura y valores. Si perdemos nuestra lengua, perdemos todo. Queremos una presencia más visible del dagbani online para que incluso quienes no han ido a la escuela puedan acceder a contenidos traducidos. Creemos que explicar ideas en dagbani es mucho más fácil que hacerlo en inglés, ya que todo es más fácil de entender cuando se transmite en la lengua de cada persona. Hoy en día estamos luchando para lograr una mayor presencia mediática para nuestra lengua. Estamos creando artículos para Wikipedia, añadiendo información en Wikidata y trabajando en herramientas para convertir voz en texto.
Salma Halifa. 30 años, Melilla, filóloga y antropóloga. Tamazight del Rif
“No hay ningún tipo de apoyo institucional, y eso pone en peligro el rifeño”

Si las lenguas se pierden, estamos perdiendo una diversidad esencial. En Melilla no hay ningún tipo de apoyo institucional, y eso pone en peligro el rifeño. Aunque es la lengua local, no tiene presencia ni en las instituciones ni en el sistema educativo. En la misma línea, no existe una política lingüística que promueva su uso. Trabajo en dos frentes: por una parte, realizo activismo en redes sociales, difundiendo contenido sobre el rifeño en mis cuentas; por otra, en el ámbito académico, estoy realizando mi doctorado en el que analizo la situación de mi lengua en Melilla, con el objetivo de generar un diagnóstico que permita crear políticas basadas en datos.
Marco Piras. 35 años, Cerdeña, profesor. Sardo
“Si la lengua muere, el pueblo también muere”

Las escasas inversiones públicas y privadas, la baja presencia mediática y su ausencia en las escuelas ponen en riesgo el sardo. Una gran parte de la población no tiene conciencia lingüística: muchos hablantes de sardo consideran su habla algo natural y no entienden que hay que luchar por mantenerla viva. Los adultos siguen hablándola y, entre los jóvenes, destaca un cierto interés por aprender la lengua. Sin embargo, la falta de conciencia impide que se le dé la importancia que merece para que sobreviva. Si la lengua muere, el pueblo también muere. Las lenguas no solo son comunicación, también preservan la historia y la cultura. Es fundamental crear conciencia, sobre todo entre los sardos, ya que esto puede traer beneficios en muchas áreas de la lucha. Tengo una cuenta de Instagram donde informo sobre la situación del sardo. También soy miembro de la Asamblea Nacional Sarda, que promueve el uso del sardo y la conciencia nacional en Cerdeña. Utilizamos la lengua en nuestras charlas y organizamos encuentros informales para que las personas puedan aprender y ejercitar su sardo sin miedo ni prejuicios. La normalización de la lengua es un paso imprescindible en el proceso de revitalización.
Lua Abeixon. 23 años, Galiza, historiadora. Galego
“Se nos ha hecho creer que hablar galego es algo negativo, y eso pone en riesgo nuestra lengua”

Promuevo el uso del galego a través de su normalización. También soy militante de Galiza Nova, la organización juvenil del Bloque Nacionalista Galego, donde trabajamos para revitalizar el galego, tanto en el ámbito lingüístico como en el cultural. La mayor amenaza es la presencia de una lengua hegemónica o dominante en el mismo espacio que acaba imponiéndose. Se nos ha hecho creer que hablar galego está relacionado con algo negativo, como ser propio de personas poco inteligentes, de zonas rurales o de personas mayores. Esta percepción afecta especialmente a las generaciones más jóvenes y es uno de los factores que pone en peligro la lengua. La pérdida de una lengua no solo implica una pérdida histórica e identitaria, sino que también conlleva la desaparición de una cosmovisión, una forma de entender y relacionarse con el mundo a través de ella. La lengua es una herramienta fundamental para la identidad de un pueblo y para entender la realidad. Por ello, es esencial mantenerla viva.
Héctor José Martínez. 32 años, El Salvador, profesor y miembro del comité organizador de HIGA. Nahuat
“En 1932 asesinaron a 40.000 personas solo por hablar su lengua”

En 1932, un genocidio en El Salvador provocado por el racismo y la prohibición de las lenguas indígenas interrumpió la transmisión intergeneracional del idioma. Alrededor de 40.000 personas fueron asesinadas solo por hablar su lengua y celebrar sus tradiciones. Según el censo de población de 2023, quedan menos de mil hablantes de nahuat. Nuestras lenguas nos conectan con nuestra historia, nuestras raíces y nuestro origen. Desde 2019 lidero un proyecto digital. Hemos creado la biblioteca digital más grande de El Salvador en nahuat y el año pasado publicamos el primer diccionario. Hemos documentado la lengua y seguimos intentando enseñarla. De hecho, tengo mi propia escuela de nahuat, donde soy profesor de educación básica. Si perdemos nuestra lengua, estamos perdiendo una parte fundamental de nuestra cultura y esencia. Queremos que nuestras lenguas sobrevivan porque conservan nuestra identidad.
Baobao. 25 años, Tibet oriental, estudiante y investigador de doctorado en Lingüística. Minyag
“El minyag es lo único que hemos heredado de nuestros ancestros, puede servir como un puente para conectar ese pasado con el presente y el futuro”

Somos alrededor de 4.000 hablantes del minyag, pero apenas 2.000 los que dominamos la lengua. Desde 2018 me dedico a documentarla a través del folklore, historias y otros aspectos. Mi objetivo es crear material en video y audio, comenzando con pequeños documentales que compartiré online con la comunidad minyag. Quiero que mi lengua sobreviva porque guarda una parte fundamental de nuestra identidad. En China, la mayoría de la sociedad no comprende la importancia de proteger las lenguas minoritarias. “Lenguas fantasmas”, así las llaman a menudo. Nuestra situación es compleja: los tibetanos no nos consideran tibetanos, y los chinos no nos consideran chinos. No se trata de discriminación, pero sentimos que no podemos encontrar nuestro lugar ni con chinos ni con tibetanos. El minyag es lo único que hemos heredado de nuestros ancestros. Ni en China ni en Tíbet se conoce nuestra historia. Sin embargo, aunque no se conozca nuestro pasado, el minyag puede servir como un puente para conectar ese pasado con el presente y el futuro.

