"Chufar y sorber, todo no puede ser", decimos en muchos lugares de Aragón. Pero parece que el Gobierno de Aragón no está muy puesto en sabiduría popular y considera perfectamente compatible apostar por la ganadería industrial (arrasando paisajes y naturaleza, dejando tras de sí un "sugerente" olor a purines que atraerá a más moscas que turistas) y, al mismo tiempo, por el turismo.
Un año más hemos visto cómo en Fitur nuestros gobernantes se llenan la boca hablando de la naturaleza de Aragón (que es espectacular, en eso les doy la razón); añadiendo la consabida coletilla de la "sostenibilidad". Pero por sus acciones les conoceréis.
Un año más vemos como los medios y las redes sociales se llenan de las bondades de la Sierra de Guara, que dicen que sorprende y enamora. Y a quienes de verdad estamos enamorados de nuestra sierra nos maravilla que no se proteja. Porque los proyectos de ganadería industrial suponen una grave amenaza no solo en Loporzano, quizás el caso más conocido, sino en otros puntos de la sierra como la zona de Sta. María de Buil o Alquézar.
Apostemos por el futuro, por un turismo sostenible, basado en la riqueza natural de esta tierra, compatible con otras opciones de desarrollo como la ganadería de verdad (no la que nos quieren vender).
