
Esta es una foto tomada el año pasado en la macrogranja de Castilléjar, Granada. Allí, crían 700 mil cerdos al año. Pero también podríamos de hablar de otras tantas macrogranjas repartidas por toda la Península. En Aragón, territorio con más cerdos por habitante de toda Europa, se crían más de 16 millones de cerdos al año, lo que oís.
Por supuesto, este modelo tiene consecuencias. Las aguas subterráneas se están contaminando, afectando a los cultivos, al agua potable y en definitiva a nuestros ríos. La Confederación Hidrográfica del Ebro apunta que su cuenca está llegando a unos niveles de contaminación similares al del Mar Menor. Sí, el de los peces muertos.
Por allí alguno dirá que estas críticas son construidas por los progres urbanitas. Pero esto no es ni blanco ni negro. La gente tiene que entender que cuestionar las magrogranjas no es cuestionar la ganadería. Al igual que cuestionar los grandes monocultivos agrícolas no es criticar la agricultura. Lo que se cuestiona es un modelo de producción que precisamente afecta a los pequeños productores. Mientras aumentan las macrogranjas, disminuyen las pequeñas explotaciones. Las macrogranjas promueven la despoblación. No necesitan apenas empleados e impiden que puedan competir las economías familiares.
Así que dejémonos de debates estériles y hablemos de las causas que realmente afectan al mundo rural: trabas burocráticas interminables, reducidas ayudas públicas, la falta de una conciencia popular que apoye a los productos locales o el aumento de macrogranjas, sí.
Esto va para una parte de los antiespecistas y animalistas que quieren purgar sus culpas. Para los que solo se preocupan por el bienestar animal dejando de lado las consecuencias socioambientales que tienen los modos de producción y consumo. Para los que con su superioridad moral por delante denuncian el consumo de pollo, incluso de corral, mientras se comen un chorizo de soja proveniente de los monocultivos de Argentina donde deforestan, desplazan y asesinan a comunidades enteras. Habría elegido otra foto que realmente represente la tragedia socioambiental, pero es difícil plasmarla en una fotografía y pensé que llamaría mas la atención a una sociedad deshumanizada que se preocupa más por su nueva mascota que por las tragedias humanas que suceden a su alrededor.