Cañete dice que debatir con una mujer es difícil porque mostrar "superioridad intelectual" parece "machista"

LA MAREA / ELDIARIO.ES | El debate electoral de anoche entre los dos candidatos del PP y PSOE a las elecciones europeas, Miguel Arias Cañete y Elena Valenciano, ha dejado una resaca con el machismo como telón de fondo. La discusión viene sobre quién ha sido el ganador del debate. En declaraciones a Antena 3, Cañete ha afirmado que “es muy complicado” debatir con una mujer. El político justifica esas palabras en el hecho de que si el hombre “demuestra una superioridad intelectual o la que sea” da una impresión “machista” ante una “mujer indefensa”. De hecho, el candidato conservador …

Arias Cañete en una imagen de archivo. Foto: AraInfo
Arias Cañete en una imagen de archivo. Foto: AraInfo

LA MAREA / ELDIARIO.ES | El debate electoral de anoche entre los dos candidatos del PP y PSOE a las elecciones europeas, Miguel Arias Cañete y Elena Valenciano, ha dejado una resaca con el machismo como telón de fondo.

La discusión viene sobre quién ha sido el ganador del debate. En declaraciones a Antena 3, Cañete ha afirmado que “es muy complicado” debatir con una mujer. El político justifica esas palabras en el hecho de que si el hombre “demuestra una superioridad intelectual o la que sea” da una impresión “machista” ante una “mujer indefensa”.

De hecho, el candidato conservador ha mostrado su preferencia por debatir con Alfredo Pérez Rubalcaba ya que, con él, “nos podemos decir las barbaridades, pero con una mujer se interpreta de otra manera”.

Estas palabras han provocado la reacción inmediata de Elena Valenciano quien se ha preguntado si quiere sacar de los debates a las mujeres. “¿Qué hacemos? ¿Fuera mujeres del debate?”, ha planteado la candidata socialista en su cuenta de Twitter.

"Si soy yo mismo, me temo"

El exministro está convencido de que ganó el debate. Cree que ha "aprobado" esa prueba, aunque tal vez "no con un diez". Además, ha estado de acuerdo con algunos analistas en que durante el cara a cara no fue él mismo.

"Con todas las provocaciones de la señora Valenciano, toda la demagogia y apelaciones al populismo, con todas las medias verdades y mentiras, si soy yo mismo, me temo. Entraría a matar", se ha justificado, y acto seguido ha hecho su análisis sobre cómo se percibe un debate entre un hombre y una mujer. "Prefiero hacerlo de la manera en que lo he hecho", ha insistido después.

"Soy muy espontáneo y digo siempre lo que pienso y a veces no soy políticamente correcto", ha dicho después, asegurando que en muchas ocasiones hace un "ejercicio de contención" casi "hasta el límite".

En el programa le preguntaron por el polémico mensaje en Twitter de la presidenta del PP de Asturias, Mercedes Fernández, que llamó anoche "telefonista de Ferraz" a Valenciano en un comentario que ha sido calificado de clasista por muchos.

Arias Cañete no ha criticado a Fernández. Más bien, lo contrario. Lo ha comentado para insistir en sus explicaciones anteriores. "No podía utilizar el argumento de la formación", ha dicho. "Si hubiera utilizado ese argumento en el debate me habrían llamado machista y elitista".

El candidato del PP ha explicado que el debate era "muy complejo" y ha justificado su frecuente recurso a la lectura en que tenía que elegir a cuál de los cientos de ataques respondía, y con qué argumentos. Además, cree que estando en la oposición el discurso es más fácil, porque los socialistas proponen "no hacer nada en España y que lo hagan todo en la UE", a modo de "carta a los Reyes Magos", mientras que el Gobierno tiene que mostrar "más rigor".

En su opinión, él hizo lo que tenía que hacer y ha recalcado que cada candidato se dirigía a su propio electorado, es decir, que Valenciano salió a "recuperar" votantes del PSOE que se han ido a IU, y él a recuperar a quienes votaron al PP en las elecciones generales.

Del “tú más” a la Catalunya en el olvido

El debate pasó bastante desapercibido en parte motivado por el modelo escogido, con turnos de palabra largos en los que ambos candidatos (especialmente Cañete, que leyó sus intervenciones) llevaban bien la lección aprendida. Un esquema que deja poco lugar al debate y al cara a cara.

Las alusiones a la corrupción y a la herencia económica recibida fueron las únicas que se escaparon de un guión previamente escrito.

En el debate no se habló de cuestiones de política actual como la propuesta soberanista catalana, que no fue nombrada en la hora que duró el encuentro entre los dos políticos.

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