Al galope contra los derechos animales

Siempre he dicho que de Valdespartera no me echaban porque tengo perro, porque la realidad es que en ese barrio o tienes perro o tienes niños. Cuando echamos cuentas mi novia y yo decidimos mudarnos a un piso más céntrico, las dos estudiamos en la Universidad de Zaragoza y yo lo tenía mejor para llegar a mi trabajo. Claro, esos eran algunos de los motivos. Pero pensando en nuestra familia canina había que buscar una zona en la que ellos pudiesen corren y donde pudiésemos soltarlos (aquí la trama se complica). Somos dos mujeres con perros buscando piso. Si el …

Siempre he dicho que de Valdespartera no me echaban porque tengo perro, porque la realidad es que en ese barrio o tienes perro o tienes niños.

Cuando echamos cuentas mi novia y yo decidimos mudarnos a un piso más céntrico, las dos estudiamos en la Universidad de Zaragoza y yo lo tenía mejor para llegar a mi trabajo. Claro, esos eran algunos de los motivos. Pero pensando en nuestra familia canina había que buscar una zona en la que ellos pudiesen corren y donde pudiésemos soltarlos (aquí la trama se complica). Somos dos mujeres con perros buscando piso. Si el acceso a la vivienda ya está jodido, imaginaos una pareja de lesbianas. Parece un chiste, pero tuvimos que pasar tres entrevistas, mandar carta de presentación, entregar las nóminas y firmar con sangre de unicornio para demostrar que somos lo suficientemente dignas como para poder aquilar nuestro piso. Vaya, que si tenemos dos tercios del territorio mundial vetados para irnos de vacaciones, encontrar un piso se nos complicaba de forma proporcional.

Conseguimos un piso en el distrito Universidad, perfecto para nuestra familia. Ahora viene lo estupendo: tenemos un pipican esperpéntico. Las puertas llevan rotas desde antes de la pandemia, así que el cierre es de máxima seguridad: una cuerda de tender. El único atisbo de vida son las pugas y garrapatas que llegan tras la procesionaria de los pinos. Estoy segura de que bajo esa zona desértica y desamparada vive una familia de topos. Yo me imagino al encargado de turno tapando los agujeros y los traviesos animalillos recuperando sus enormes agujeros conforme los van tapando. Pobres trabajadores, ¡estoy segura de que están desesperados! Porque claro, quiero pensar que hay un mantenimiento específico, pero debe ser como Dios, que la gente dice que existe pero nadie lo ha visto nunca. Este espacio también hace de aquapark-canino y mola que te cagas. Cada vez que se ponen a regar los maravillosos jardines que lo rodean, se filtra el agua y ya tenemos la charca montada semana sí, semana también.

Como estamos en periodo electoral y el PP se ha puesto el pin de Petfriendly, va a destajo montando pipican aquí y allá, como el del Parque Grande, que lleva cerrado desde su inauguración. Pero vamos a ver, señoros: los espacios están para usarlos, no de adorno chachiguay para que se saquen la foto. Almozara, Torrero, la Jota… son sólo alguno de los barrios que no tienen zona para los 70.000 perros con los que convivimos. Sólo les falta la típica foto montando a caballo como muestra de amor a los animales.

Luego te vienen con el cuento de “pero si tienes un pipican maravillosos y nuevo en el Parque del Tío Jorge”. Pero vamos a ver, señora, mis perros salen tres veces al día, trabajamos y estudiamos a la vez. No tengo tres horas al día cada seis horas para ir y volver al pipican. ¿Qué hago? ¿Me llevo una tienda de campaña y me quedo allí a dormir? Por no hablar de lo divertido que es caminar por el asfalto zaragozano buscando sombra de árboles inexistentes para que mis perros no se abrasen las almohadillas cuando el cemento se pone a 50º. ¿Os acordáis del juego del Twister? Pues lo mismo es.

De verdad, ¿tanto es pedir tener espacios cuidados y seguros en los barrios? Joder, ni que estuviésemos pidiendo alfombras rojas para nuestros perros. Pero visto está que la empatía no es el fuerte del PP, ni la convivencia, ni la sanidad pública, ni los servicios públicos… Lo dije una vez y lo vuelvo a repetir: Qué ganas tengo de leer el programa electoral de estos señoros de traje y corbata.

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