400.000 consumidores y consumidoras contra el abuso de las eléctricas

KAOSENLARED | Más de 400.000 consumidores y consumidoras han decidido hasta el momento unir sus fuerzas bajo el paraguas de la OCU y pujar juntos en la subasta energética que se celebrará hoy para conseguir abaratar su factura de la luz y gas, un objetivo que desde el mercado eléctrico ya se califica de imposible. Con el atrayente nombre de 'Quiero pagar menos luz' la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) puso en marcha el pasado septiembre esta campaña que promueve la compra colectiva de energía con el objetivo de reducir las facturas de gas y luz, cuyo coste medio …

Foto: Agencias
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KAOSENLARED | Más de 400.000 consumidores y consumidoras han decidido hasta el momento unir sus fuerzas bajo el paraguas de la OCU y pujar juntos en la subasta energética que se celebrará hoy para conseguir abaratar su factura de la luz y gas, un objetivo que desde el mercado eléctrico ya se califica de imposible.

Con el atrayente nombre de 'Quiero pagar menos luz' la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) puso en marcha el pasado septiembre esta campaña que promueve la compra colectiva de energía con el objetivo de reducir las facturas de gas y luz, cuyo coste medio es de 794 euros al año para un hogar con una potencia contratada de 4,6 kW.

No obstante, fuentes del mercado ya han advertido de que las comercializadoras en el Estado español no tienen margen para presentar ofertas en el mercado libre que mejoren la tarifa de último recurso (TUR) que está por debajo de costes que se le reconocen y, por tanto, auguran que no se lograrán ahorros significativos con la compra colectiva.

En su opinión, este tipo de iniciativas funciona en países como Holanda, donde el mercado está totalmente liberalizado, lo que deja a las empresas comercializadoras un margen considerable para presentar ofertas. En cambio, en el Estados español casi veinte millones de consumidores están acogidos a la TUR, que está regulada y es deficitaria, ya que no refleja la totalidad de los costes que se reconoce a las eléctricas, aseguran las citadas fuentes.

A su juicio, las únicas comercializadoras que previsiblemente presentarán ofertas con descuentos importantes son las muy pequeñas, que estarían dispuestas a reducir al mínimo su margen para captar nuevos clientes.

No obstante, desde la OCU insisten en su intención de reclamar a las compañías una mejora de los precios. Para sumarse a su iniciativa, el consumidor debe acceder a la web quieropagarmenosluz.org e introducir los datos que se solicitan, sin asumir ningún compromiso de cambio y de forma gratuita. A partir del 4 de noviembre la OCU comunicará a cada consumidor el ahorro que podría tener si acepta la oferta ganadora.

Esta asociación calcula que muchos consumidores están pagando tarifas hasta un 25% más elevadas que la TUR y recuerda que la factura de la luz se ha encarecido un 60% desde 2007. Los consumidores del Estado español pagan la electricidad más cara de Europa, sólo superados por Irlanda y Chipre, lo que indica la poca efectividad que ha tenido la denominada "liberalización del mercado energético", que tuvo lugar en 2003.

En esta misma línea, el socio director de la Asociación de Consumidores de Electricidad (ACE), Francisco Espinosa, ha explicado a Efe que la venta de energía eléctrica está regulada por la Ley del Sector Eléctrico de 1997, que estableció una evolución paulatina del proceso de liberalización, de modo que desde 2003 cualquier consumidor puede elegir a su suministrador de energía eléctrica.

Según datos del Operador del Mercado de Electricidad (OMIE), en el Estado español existen 149 comercializadoras. De esas 149, las cinco que pertenecen a grupos integrados (los que realizan actividades de producción, transporte y venta), que son Endesa, Iberdrola, Gas Natural Fenosa, Grupo EDP y E.ON, copan el 90 % del mercado. Otro 8% se lo reparten diez empresas y sólo el 2 % que falta lo comparten las 134 compañías restantes.

De hecho, en los últimos diez años, grandes grupos que buscaron negocio en el Estado como EDF, RWE, British Gas o Enron lo han abandonado al no ser rentable.

A esto se añade, según Espinosa, que el consumo de energía eléctrica ha disminuido hasta situarse en niveles de 2005. El negocio es muy simple, asegura, ya que se basa en comprar energía eléctrica en los mercados mayoristas y vender al detalle a los clientes, utilizando las redes existentes a través de un peaje que tiene un precio público regulado.

El problema está en que hay que competir con cinco empresas que a la vez son fabricantes y transportistas, y que hay que vender a un gran grupo de clientes que disponen de la tarifa de ultimo recurso, con la que "aparentemente" no sería rentable competir.

Y sin embargo, abundan las ofertas de innumerables compañías con descuentos de dos dígitos, señala este experto. Una de las causas de esta proliferación de ofertas es que "el consumidor no sabe lo que está pagando, ni mucho menos lo que podría pagar si suscribe una de esas maravillosas ofertas".

El consumidor, advierte, debe analizar las unidades de energía eléctrica que consume y a qué precio las paga para poder buscar una oferta con un precio inferior. Pero, advierte Espinosa, "lamentablemente, no encontrará una sola oferta en la que le faciliten el precio por unidad de consumo y le hablarán de descuentos frente a no se sabe qué".

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