ZeC mantiene la filosofía de que “pague más quien más tiene”, de ahí que la recaudación por el IBI se repercutirá a los inmuebles empresariales con un valor catastral por encima de los 800.000 euros, mientras que se congela en el resto y se introducen nuevas bonificaciones a las viviendas por debajo de los 150.000 euros de valor catastral