El “Yo” es sagrado. Dejaré digresiones freudianas sobre el concepto del yo, porque lo que uno debe hacer en esta vida es defender y no prostituir lo que se es, no lo que los otros ven. Si alguien vende un “Yo” distinto al que tú eres, la destrucción de tu realidad es el mayor maltrato psicológico al que te puedas enfrentar porque anula tu persona y lo que es más lamentable se tome el camino que se tome para reivindicar tu verdad siempre queda la duda. Es un juego perverso, cruento. El camino es el silencio y dejar pasar el …

