Es de agradecer que todavía no existan elecciones planetarias. Para mi gusto considero que son suficientes, más bien demasiadas, las continentales, estatales, territoriales y locales que habremos de afrontar en este 2019. Aunque no me quitan el sueño, pues con 42 años son dos las veces que me he acercado a las urnas, les presto cierta atención. Últimamente observo con vigilancia a PP, Ciudadanos y Vox. Les veo de reojo y me resultan como la caricatura de tres niños pijos de diferentes épocas. Desde el señorito de cortijo o de finca franquista que simboliza Vox; al renovado fascista del PP …