Esta semana se han estrenado las instalaciones potabilizadoras que “ponen fin” a la crisis del protozoo que provocó una crisis sanitaria en varios municipios aragoneses de la ribera del río Queiles, aunque verdaderamente no se ha finalizado nada, se ha metido la basura debajo de la alfombra, ya que seguimos sin conocer fehacientemente el origen que provocó la contaminación del río y las redes de abastecimiento de agua potable de cuatro poblaciones aragonesas, y mientras las responsabilidades las asume el erario público.
