La reciente sentencia del Tribunal Supremo del Reino Unido, que excluye a las mujeres trans de la definición legal de “mujer” dentro de la Ley de Igualdad de 2010, no es un tecnicismo jurídico. Es una advertencia. Una forma de violencia institucional que pretende vestirse de neutralidad, pero que reproduce los mismos mecanismos de opresión que el feminismo lleva décadas denunciando. Esta decisión no ocurre en el vacío. Se enmarca en un contexto global de creciente hostilidad hacia las identidades trans, en el que sus derechos se ponen en tela de juicio una y otra vez. Se legisla sobre sus …
