ELDIARIO.ES | Solo ha existido un prodigio rebelde con el suficiente carácter como para ser amado y odiado fuera de la gran pantalla. Un disciplinado intérprete, cuya obstinación y excentricidad le impidieron realizar plenamente su genio precoz. Marlon Brando se definía como animador deshonesto y un fraude mentiroso; la Meca del cine no era más dura de lo que él era consigo mismo. Sin embargo, el pasado 1 de julio se cumplieron diez años de su muerte y en sus panegíricos aún es considerado como el mejor actor de la historia, pero también como protagonista de una turbulenta y trágica vida …
