Es una cifra redonda, 50 años, carne y rogatorio de conmemoraciones, coloquios e iniciativas en las que, como la puesta en marcha por el gobierno, se está abordando la recuperación de la libertad democrática. Si bien ésta se logró posteriormente, la muerte del dictador comenzaba a calmar con un champán todavía clandestino la sed de un cambio que se había estado construyendo, y seguiría construyéndose, en el día a día. Los hubo también que lamentaron su muerte, que fueron compungidos, con la boina retorciéndose entre sus manos, a llorar en la tumba del último caído. Como aquéllos, los hay hoy …
