Hay experiencias hospitalarias que, en lugar de cuidarte, te devuelven a tiempos que uno pensaba superados. Como ciudadana de Zaragoza, quiero compartir —y denunciar— una situación que no es un caso aislado, sino un síntoma más del desmantelamiento progresivo de la sanidad pública. Imaginemos: necesitas una operación ginecológica. Te programan en el Hospital Provincial de Zaragoza, ese edificio con solera que parece más un decorado de serie de época que un centro quirúrgico del siglo XXI. Pero no hay problema, te dicen, “todo está controlado”. Hasta que te informan de que cinco días antes debes acudir… a otro hospital, el …
