La entrada a sangre y fuego del Ejército y de efectivos de la Policía egipcia en dos campamentos de seguidores de Mohamed Morsi y la represión de las protestas causaron un número impresionante de muertos, hasta seiscientos según los Hermanos Musulmanes, y una lista interminable de heridos. Posteriormente, la Presidencia interina decretó el estado de emergencia para tratar de sofocar las movilizaciones, que se extendieron por varias provincias. De esta forma, el Gobierno salido del golpe de estado del 3 de julio recupera una herramienta que ya estuvo en vigor de forma permanente durante más de tres décadas –desde 1981 …