Se suma al abrumador rechazo social y científico, a la activa oposición de las gentes del territorio, y a las dudas del sector empresarial y de la propia DPU. Sin embargo, el gobierno de Javier Lambán sigue empeñado en destruir el futuro Parque Natural Anayet-Partacua “sobre todo porque había una petición unánime de las comarcas, los municipios del Pirineo y las asociaciones empresariales”.
