El agua es un elemento que se mueve entre el más sutil simbolismo y el materialismo más grosero. En este oleaje inestable entre lo anímico y lo material, entre el inconsciente y la ciencia, quienes consideran el agua exclusivamente como un recurso para la agro-ganadería industrial u otras actividades productivas humanas, quizá debieran recordar sus experiencias de infancia y recuperar el valor de este mágico elemento de la naturaleza que es responsable directo de la vida en el planeta.




