Me sorprende que con las resignificaciones de las calles zaragozanas, que según la ley deberían ver retiradas sus actuales denominaciones, se vulneren los mismos argumentos que el autor de los textos de las nuevas placas usaba para pedir el mantenimiento de las mismas en su propio “informe”. Quizás es que las críticas que se le hicieron por alentar la ignorancia de los ciudadanos al respecto de a quienes hacían referencia los nombres de estas calles, instigó su personalidad de afamado profesor y le hizo rectificar su afirmación inicial, porque ahora sí que no se podrá decir que nadie conoce el …
