La democracia es imperfecta como todas las creaciones humanas. El baremo para medir esta imperfección depende, obviamente, del cristal con el que el observador lo mire. Que un rapero que, entre otras afirmaciones artísticas, habló mal de la monarquía (con la que está cayendo en la Casa Real), termine en prisión, es una cuestión que atañe al funcionamiento de los poderes públicos. Que un grupo de nazis se junte, en tiempos de pandemia, para exaltar a una unidad militar española que combatió a favor de Hitler, justificando de paso el genocidio, también debería ser un tema que atañería a los …
