La pandemia no altera la realidad de un Aragón con una población envejecida y donde cada año fallecen 3.000 personas más que hace tres décadas, a un ritmo de casi cuarenta por jornada, con una afección cada vez mayor de los tumores y de las enfermedades respiratorias y con un crecimiento exponencial de las muertes por trastornos mentales y del comportamiento y por patologías del sistema nervioso y de los órganos de los sentidos
