Es indudable que el 15M abrió en este territorio una época de resistencia e ilusión por igual. A partir de las asambleas en las plazas se organizó la indignación por la desigualdad que profundizaba la crisis, la falta de oportunidades y el embargo del futuro en medio de la corrupción escandalosa. La rabia fue acompañada también de la ternura y la solidaridad, pero esto no se dio de forma automática, surgió también de la construcción colectiva, las críticas, los debates abiertos y los cuestionamientos necesarios. El feminismo que ya tenía un recorrido histórico se filtró por todos los espacios, pero …
