El COVID persistente, esa incurable enfermedad de los banqueros centrales

Las ovejas se pasan la vida temiendo al lobo, pero acaban devoradas por el pastor (Proverbio popular) A estas alturas deberíamos tener claro que el COVID-19 es, en esencia, un síntoma del capital financiero desbocado. Se trata, en términos más amplios, del síntoma de un mundo que ya no puede reproducirse aprovechando el trabajo humano, por lo que depende de una lógica compensatoria de perpetuo dopaje monetario. Mientras la contracción estructural de la economía basada en el trabajo infla el sector financiero, la volatilidad de este último solo puede sostenerse sobre las emergencias globales, la propaganda masiva y la tiranía …

Miles de personas afectadas de COVID-19 persistente “obligadas a volver a sus trabajos, enfermas y desprotegidas”

Las personas que se contagiaron de COVID-19 durante la primera ola están llegando -para las que consiguieron superar la primera barrera de los 12 meses de baja- a los tribunales del INSS tras alcanzar la primera prórroga de 180 días que permite la administración. Personas que, en su mayoría, eran trabajadoras sanitarias y sociosanitarias, del ámbito Salud no sanitarios. o personal esencial que se contagiaron en su lugar de trabajo y sienten ahora que les han abandonado a su suerte.

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