Más de un centenar de personas repueblan la zona de Acampo Hospital con 600 árboles y 200 arbustos

La cita fue este pasado domingo, 16 de febrero, en el pabellón del barrio rural zaragozano de La Cartuja. Más de 120 personas se reunían, en una fría y brumosa mañana, ante la convocatoria hecha por la Asociación Vecinal de La Madalena 'Calle y Libertad' para sumarse al llamamiento de la Gran Bellotada Ibérica.

Plantación de árboles en Acampo Hospital. Foto: AV Madalena

El objetivo: "Ser parte, no sólo del problema, sino también de la solución. Ser proactivos, hacer algo contra la crisis climática que nos azota. Hacer, frente a esperar que otros hagan".

Y a esta llamada respondieron varias entidades de La Cartuja que facilitaron un lugar cercano a Zaragoza, objetivo de la organización. "Gracias a la contribución de la alcaldía del barrio rural se pudo llevar a cabo en la zona de Acampo Hospital, un lugar en el que ya hay alguna plantación hecha y plantea más posibilidades de éxito que otros lugares más cercanos a Zaragoza que también se valoraron, como la zona de Empresarium", explican a AraInfo desde las AV Madalena.

Entre ese centenar largo de personas que esperaban en la entrada del pabellón de La Cartuja se encontraban la quincena de ciclistas que, a las 9.15 horas, habían salido desde La Ciclería guiadas por las Bielas Salvajes, otras dos de las entidades que se sumaron a la plantación.

"Una vez estaba todo el mundo en las puertas del pabellón fueron las bicicletas las que primero partieron hacia el destino de la plantación, lugar que, aunque es parte del término municipal de La Cartuja, está más cerca de Mediana de Aragón que de cualquier otra localidad", añaden desde la vecinal.

Foto: AV Madalena

Y allí llegaron las bicicletas poco después del mediodía, cuando el resto de la expedición ya había comenzado con la plantación, "llegaron antes porque se desplazaron en unas extrañas máquinas que no llevaban bielas", para encargarse de la zona nº 4, de las "precisamente cuatro zonas en las que se dividió todo el espacio en el que se plantaron 600 árboles y 200 arbustos".

Y menudo recibimiento, porque fue llegar las bicis y marcharse la niebla que les acompañó durante toda la ruta, para recibirlos un imponente sol que calentaba esa mañana de invierno de manera maravillosa.

Una vez acabada la tarea de plantación la mayoría de quienes habían llegado "en las extrañas máquinas sin bielas" volvieron a Zaragoza, mientras que las bicicletas, y algunas intrépidas más, disfrutaron del sol de invierno dándose el placer de degustar las viandas (y la bota de vino) que habían traído desde Zaragoza.

Y así, con la tripa llena y los brazos cansados de tanta azada pa'arriba y tanta azada pa'abajo, las bicicletas emprendieron el viaje de vuelta a Zaragoza acompañadas, en gran parte del recorrido, por el río Ebro.

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