La COP25 concluye en Madrid in extremis con un acuerdo que no asume el principal reto que tenía por delante: aumentar la ambición para dar respuesta a la emergencia climática en línea con las indicaciones científicas. Por contra, las movilizaciones masivas de la sociedad civil han marcado un punto de inflexión en la lucha climática, que muestra la separación entre los gobiernos y la ciudadanía en defensa de un presente y un futuro habitables.
