Timoteo fue asesinado en el Cementerio de Guadalajara, dejando atrás al amor de su vida, María Ibarra, y a sus hijos e hijas. Entre sus hijas se encontraba Ascensión Mendieta, la protagonista de toda esta historia, nacida, al igual que su padre, en Sacedón, en 1925, teniendo 13 años cuando asesinaron a su padre, y que logró sobrevivir a la postguerra gracias a los cuidados de su madre, María Ibarra.
