Las fiestas del Pilar han concluido como lo llevaban haciendo desde hace una década, con los versos del ‘abuelo’. Unas fiestas que se han vivido, al menos, de dos maneras. La impuesta por el azconato, con jotas, toros, rosarios y flores; y la popular, haciendo frente a los vetos de "todos aquellos que auspiciaron una vida represiva y reprimida".
