Carta abierta a la militancia del PCE

Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo La semana que viene culminamos nuestro XXI Congreso del PCE, donde un grupo de camaradas representativos de la mayoría de organizaciones del Partido hemos presentado una alternativa política en forma de documento alternativo a las tesis políticas. Concluidas las fases territoriales de nuestro Congreso mostramos satisfacción e ilusión en tanto en cuanto una gran parte de las organizaciones territoriales que componen nuestro Partido: 12 de 18 de ellas han apoyado la alternativa que representamos, recibiendo 972 enmiendas frente a las 227 del documento mayoritario, despertando también un enorme interés por el …

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Alberto Cubero.

Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo

La semana que viene culminamos nuestro XXI Congreso del PCE, donde un grupo de camaradas representativos de la mayoría de organizaciones del Partido hemos presentado una alternativa política en forma de documento alternativo a las tesis políticas. Concluidas las fases territoriales de nuestro Congreso mostramos satisfacción e ilusión en tanto en cuanto una gran parte de las organizaciones territoriales que componen nuestro Partido: 12 de 18 de ellas han apoyado la alternativa que representamos, recibiendo 972 enmiendas frente a las 227 del documento mayoritario, despertando también un enorme interés por el debate.

El PCE ha demostrado ser un organismo vivo que reacciona ante los estímulos sufridos estos últimos cuatro años, un periodo plagado de contradicciones, objetivos no cumplidos y esperanzas defraudadas, donde la realidad ha desmentido una y otra vez los discursos triunfalistas.

Los malos resultados electorales en Andalucía han sido el último estímulo sufrido, un nuevo jarro de agua fría sobre nuestra militancia, el último eslabón de una cadena iniciada en 2016 en la que cada resultado empeora el anterior, ya sea en unas elecciones generales, autonómicas o municipales. Esta tendencia no es más que un reflejo del ambiente social con un sentido común cada vez más escorado a la derecha ante una izquierda que claramente ha perdido la iniciativa y el pulso de la calle.

Es cierto que hay factores propios de Andalucía que ayudan a explicar el mal resultado, como la posibilidad de ruptura de nuestro espacio hasta el último minuto, que propició que no se llegara a tiempo de registrar a Podemos en la coalición, o como la división entre nuestra candidatura y la de Adelante Andalucía. Sin embargo, sería engañarnos a nosotras mismas no reconocer que estos resultados son parte de una realidad más amplia a nivel estatal, de una crisis de la izquierda transformadora en nuestro país, que es una crisis de proyecto en toda su dimensión.

Una verdad incómoda y una tarea ingente, que esquivamos con el argumento de la unidad electoral de la izquierda como si fuera el bálsamo de Fierabrás que cura todos los males y explica todos los acontecimientos. Pero en Castilla y León también hubo unidad electoral y perdimos el 30% de voto respecto a dos años y medio antes y el 68% respecto a 2015. La unidad es una condición indispensable, pero no suficiente. Hace falta unidad, pero también un proyecto en torno al que estructurarla que debe ir más allá de “frenar a la derecha” y hacer propaganda de las acciones del Gobierno. Para ello es imprescindible: programa, organización, estrategia y un horizonte de posibilidad que seduzca, que no puede ser otro que el socialismo.

Un proyecto político se sustenta sobre un programa, que no debe ser únicamente un programa electoral, debe ser ante todo un programa para la intervención en todos los ámbitos, fundamentalmente en el conflicto, y para la construcción de poder popular. Un programa que se desprenda de unos principios ideológicos sólidos, firmes ante cualquier política de estado o estado de opinión. De lo contrario, continuaremos perdiendo la batalla ideológica por incomparecencia, como nos ocurre en temas claves como la UE y el Euro o la OTAN. Melenchón, que viene del Partido Socialista y no es ningún comunista radical, sino más bien un socialdemócrata coherente, no ha dudado en oponerse al envío de armas a Ucrania con una claridad que ha contrastado con la tibieza mantenida aquí por una parte de la izquierda.

Junto al programa, hace falta organización, frente a los hiperliderazgos necesitamos militancia, incluso aunque solo pensáramos erróneamente en clave electoral. No es casualidad que sea precisamente en los municipios en los que Izquierda Unida y el Partido Comunista tenemos una mayor presencia y fuerza militante, donde Por Andalucía ha obtenido mejores resultados electorales. Trebujena, Marinaleda, Montalbán de Córdoba, Pedrera, Casariche o Teba han sido municipios donde ha ganado Por Andalucía gracias a la presencia en los mismos de asambleas y núcleos locales potentes de Izquierda Unida y el Partido Comunista. Pero cuando tu objetivo va más allá de lo electoral es cuando la militancia es imprescindible. Una militancia inserta en cada espacio de socialización de la clase, siendo referente, organizando, vale más que cualquier altavoz ministerial. Esa ha de ser la influencia determinante y perdurable de un Partido Comunista.

Por último, hace falta estrategia, tener claro a dónde nos dirigimos. Una estrategia que solo puede ser de ruptura, pues el capitalismo es incapaz de ser reformado para que haga frente a las crisis que él mismo provoca. Sólo desde la ruptura con el capitalismo seremos capaces de hacer frente a las desigualdades sociales, la destrucción del planeta y el patriarcado. El camino de esa estrategia es el conflicto, la construcción de organización popular desde la intervención en la materialidad de nuestra clase.

Comenzamos nuestro segundo centenario con la celebración de este XXI Congreso, y la mejor manera de comenzar este nuevo siglo del PCE es recordando y reafirmándonos en los dos principales motivos que llevaron a nuestra creación como Partido Comunista hace 101 años: la convicción del agotamiento de la vía socialdemócrata y la esperanza y determinación de llevar a cabo la transformación revolucionaria de la sociedad. Solo sobre estas premisas de nuestro hito fundacional lograremos hacer algo diferente, para obtener resultados distintos.

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