Año Electobral

Llega mayo de 2022, lo que marca que solo queda 1 año para las siguientes elecciones. Con la llegada de la primavera, se produce un fenómeno urbano que solo podemos apreciarlo 1 vez cada cuatro años. Este fenómeno es la aparición, de manera urgente, de reparaciones, obras, asfaltados y demás eventos fotográfiables a lo largo y ancho de Teruel y, seguramente, del resto de ciudades españolas. Algo que no es que sea malo por sí solo, pero que hay que verlo con la perspectiva del trabajo que no se ha realizado a lo largo de los tres años anteriores. Por …

Nicolás López, portavoz del Grupo Municipal Ganar Teruel-IU.

Llega mayo de 2022, lo que marca que solo queda 1 año para las siguientes elecciones. Con la llegada de la primavera, se produce un fenómeno urbano que solo podemos apreciarlo 1 vez cada cuatro años. Este fenómeno es la aparición, de manera urgente, de reparaciones, obras, asfaltados y demás eventos fotográfiables a lo largo y ancho de Teruel y, seguramente, del resto de ciudades españolas. Algo que no es que sea malo por sí solo, pero que hay que verlo con la perspectiva del trabajo que no se ha realizado a lo largo de los tres años anteriores.

Por desgracia, la falta de mantenimiento y de ejecución en las obras que se proyectan es una constante y parece solo recordarse en este año Electobral. Ejemplos no faltan. El último, sin ir más lejos, la Calle San Juan, la cual cuando se pidió hace escasos meses que se reparase, la contestación simple y llanamente fue “que no se encontraba entre las prioridades de ese Ayuntamiento y Equipo de Gobierno”. Misteriosamente, ya tenemos ahora las baldosas arregladas y están empezando a repasar el mobiliario urbano. Cosa fantástica y gracias al año Electobral, que reparte bendiciones como agua de mayo.

Se acerca también un periodo en el cual se comienzan a ver intenciones y presentaciones de proyectos, licitaciones de obras, estudios de esta o aquella inversión o museo que nos van a realizar en la ciudad. Pero esto no es solo por parte del ayuntamiento, sino que nuestra querida DGA también gusta de regar de promesas la ciudad cada vez que se acerca el año en el que toca introducir la papeleta en la urna. Sin embargo, por parte del consistorio, la ejecución presupuestaria real año tras año, es irrisoria, no superando apenas el 50% en muchos ejercicios, y no hablemos de las obras inconclusas de la DGA… ¿Nos acordamos de ese famoso museo de la guerra que estaría listo para el año 2023? Creo que ya se han decolorado las lonas que están puestas desde 2019 y no se ha puesto un ladrillo…

En resumen, se aproxima el año de los bienes. Unos bienes que nunca dejan de prometerse pero que no acaban de materializarse como la archifamosa piscina climatizada, el proyecto estrella de este gobierno municipal que, después de tres años, sigue sin ver la luz. Se aproxima el año en el que veremos anunciar proyectos para los cuales no se tiene financiación, y la poca que se tiene realmente depende del dinero que otras administraciones nos vayan a aportar. Mientras tanto nos dedicaremos a seguir realizando pequeñas chapuzillas mal hechas para que duren lo justo hasta el año 2024 y podamos empezar el virtuoso círculo del periodo electoral a partir de este momento.

Porque mantener es importante, y mucho más barato que ponerlo nuevo, pero este ha de ser bien realizado, y no un simple barniz a un mobiliario urbano que requiere mucho mejor cuidado, en especial a los elementos de madera como son los bancos, algunas papeleras o maceteros.

Mientras se resuelve el asunto, agradezcamos que llega el último año de curso y el Maná va a regar nuestras vidas y calles al igual que promesas de inversiones e infraestructuras. Alabado sea.

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