Puyalón exige al Ayuntamiento de Zaragoza, propietario del estadio de la Romareda, que el proyecto del estadio debe ser “multiusos” y que la inversión debe tener “un retorno para la sociedad en su conjunto estudiando usos que repercutan a toda la ciudadanía”.
Más de dos décadas después del inicio del debate, Zaragoza vuelve a reabrir el debate sobre el futuro del estadio de futbol municipal. En estas dos décadas también se han visto los diferentes intereses urbanísticos que ha habido en la ciudad. Sin embargo, una infraestructura de tal calibre “debe servir para continuar con el tipo de ciudad mediterránea y no la ciudad extensa que nos quieren vender los especuladores del suelo”, denuncia Puyalón.
Quieren poner de relevancia la ubicación actual con diferentes ventajas, como su buena conexión y la cercanía de locales de restauración y servicios: “Un estadio/complejo deportivo en un lugar céntrico, bien comunicado y al que muchas personas se desplazan habitualmente a pie es un auténtico lujo para una ciudad”.
La actual Romareda es una instalación “obsoleta” y por ello entienden la necesidad de una nueva instalación que sustituya al viejo campo de futbol. No obstante, también señalan que un gasto de 120 o 150 millones de euros “no puede ir destinado al uso privativo de una sociedad deportiva en concreto, ni puede cederle un terreno público durante décadas”. Para el colectivo, una inversión así debe tener un retorno social más allá del meramente deportivo profesional.
Un estadio de fútbol hoy en día es mucho más que un lugar donde disputan sus partidos equipos profesionales: “Se trata de un elemento estratégico en torno al que se disputan otro tipo de actividades, más relacionados con los intereses y aprovechamientos urbanísticos”.
Exigen que la izquierda zaragozana tenga en cuenta estas perspectivas y “no pecar de ingenuidad” cuando surge un debate sobre la necesidad de reformar sus instalaciones o su posible reubicación.