Actuar frente a la crisis climática es una prioridad clara, pero aún descuidada, para la salud pública

Recientemente, más de 220 revistas científicas dedicadas a la salud han publicado un editorial conjunto en el que reclaman a los líderes mundiales que actúan frente a la crisis climática y la pérdida de biodiversidad en el planeta. “La mayor amenaza para la salud pública mundial es el continuo fracaso de los líderes mundiales en mantener el aumento de la temperatura global” y expone la necesidad de que se acometan “cambios urgentes en toda la sociedad”, lo que “conducirá a un mundo más justo y saludable” y piden a los “gobiernos y otros líderes a actuar y fijar 2021 como …

Recientemente, más de 220 revistas científicas dedicadas a la salud han publicado un editorial conjunto en el que reclaman a los líderes mundiales que actúan frente a la crisis climática y la pérdida de biodiversidad en el planeta. “La mayor amenaza para la salud pública mundial es el continuo fracaso de los líderes mundiales en mantener el aumento de la temperatura global” y expone la necesidad de que se acometan “cambios urgentes en toda la sociedad”, lo que “conducirá a un mundo más justo y saludable” y piden a los “gobiernos y otros líderes a actuar y fijar 2021 como el año en que el mundo finalmente cambia de rumbo”.

“El Informe sobre el clima del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) no solo deja en claro la escala de la emergencia de salud creada por el calentamiento climático, la mayor crisis de salud que la humanidad haya enfrentado jamás, sino que nos dice que todos los gobiernos, todas las empresas y todas las instituciones deben tomar medidas inmediatas para reducir rápida y profundamente emisiones de gases de efecto invernadero, lograr importantes reducciones a lo largo de esta década y cero emisiones netas para 2050 si queremos garantizar la salud y la seguridad humanas en este planeta”.

Los efectos del cambio climático en la salud están relacionados principalmente con los cambios en la frecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos o a través de los cambios en los ecosistemas (por ejemplo, las enfermedades transmitidas por el agua y la contaminación atmosférica) y a través de los efectos mediados por los sistemas humanos (como la producción de ruido, los impactos laborales, la desnutrición, la salud mental, pero también la migración y los conflictos).

Estos efectos para la salud del cambio climático son muy negativos porque influye en los determinantes sociales y medioambientales de la salud, como son un aire limpio, agua potable, alimentos suficientes y una vivienda segura.

Los beneficios colaterales para la salud de la mitigación de estos efectos se han expuesto de forma exhaustiva en diversos informes científicos. La reducción de las emisiones disminuye la contaminación atmosférica y las enfermedades respiratorias; el transporte activo seguro disminuye las lesiones por accidentes de tráfico y puede reducir la incidencia de la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardíacas. Y lo que es más importante, la respuesta al cambio climático puede aportar inmensos beneficios para la salud humana, con un aire más limpio, dietas más sanas, ciudades más habitables, y puede reducir los factores de riesgo de actuales y futuras enfermedades infecciosas.

La mitigación del cambio climático es también una cuestión de justicia. El cambio climático afecta de forma desproporcionada a los más vulnerables de las sociedades: personas mayores, niños, grupos socioeconómicos desfavorecidos y quienes viven en los países más frágiles.

El cambio climático amenaza con socavar los últimos 50 años de avances en materia de salud pública. La comunidad de la salud pública tiene un papel crucial que desempeñar para acelerar los avances en la lucha contra el cambio climático.

Aunque la mayoría de los líderes mundiales reconocen las amenazas climáticas para la salud, sus acciones actuales son profundamente insuficientes y no han reforzado sus objetivos de emisiones tal y como pedía el Acuerdo de París. Esta falta de compromiso de liderazgo es un mal augurio para la Cumbre del Clima de la ONU COP26, que se celebrará en noviembre de 2021 posiblemente la última oportunidad para acordar medidas que puedan limitar el calentamiento global.

Debemos actuar a nivel individual pero también a nivel colectivo: local y autonómico, a nivel de cada país y en el ámbito internacional, exigiendo a las entidades responsables que asuman una política medioambiental en el ámbito de sus competencias, y hay que hacerlo con rapidez porque“ nos enfrentamos a una crisis existencial, a una crisis climática y a una crisis ecológica que nunca antes se abordaron como crisis.

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